Fe

Ingrediente clave de la vida humana
Necesaria para una convivencia saludable
Que hace Justo
Que mueve montañas
Aumentanos la Fe
Fidelidad
Libertad
Fe e Iniciativa
Fe y Razón
Fe y Servicio
Del Pesimismo a la Fe
Fe y Desconfianza
Fe y Temor
Fe y Milagros
Fe y el ejemplo de Jesús
Fe y el Control
La Fe como Camino
Fe y el Poder
Fe y el Perdon
Relaciones sanas son relaciones de Fe
La Fe ve la Realidad
Fe libera para Crecer
La victoria del Creyente
Confianza
Conclusiones

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INGREDIENTE CLAVE DE LA VIDA HUMANA

El otro día estaba viajando en un ómnibus y delante de mí estaba sentada una madre con sus dos hijos pequeños. Un cuadro así ya es tierno de por si, y en este caso el trato que había entre ellos era evidentemente especial, tanto en ternura, respeto, amor y confianza. Un asiento más adelante estaba otra madre con su bebé. Esta madre estaba muy seria, parecía nerviosa, dándole y sacándole cosas a su bebé, sin tomar en cuenta sus deseos. Parecía tener temor, que el hijo pudiera hacer algo que no le gustara. El bebé estaba sentado de tal manera que no podía gozar de la expresión de confianza de recostarse en el pecho de su mamá.
Admiro la plena confianza que un niño pequeño llega a tener en sus padres, y que lindo es cuando los padres le dan lugar a que esa confianza se desarrolle normalmente.
Para que un niño pueda crecer sano emocional y espiritualmente, es necesario que pueda poner su confianza en alguien, y a su vez alguien ponga su confianza en él.
Es normal que el bebé ponga su confianza en los padres. Ellos, por su lado, pueden alimentar esa fe, descuidarla, o aun destruirla. Cuando prometen algo y no lo cumplen, sea en premios o disciplinas, destruyen la confianza que ese niño pone en ellos. Cuando aquellas personas, en las cuales el niño puso su confianza son infieles, el niño aprende la desconfianza, llevando como consecuencia las marcas de la misma. Elementos como fidelidad, amor y educación consecuente, ayudan al desarrollo sano de la confianza del niño.
No solo los niños depositan su fe en los padres, también los padres depositan o no su confianza en los niños. Cuando los padres, cuidando las diferencias de edad y capacidad, le dicen al niño: “Tu puedes, te ayudo, lo vas a lograr”, depositan fe en su hijo. Al contrario, cuando le dicen, “Eres un inútil, haces todo mal… ”, le trasmiten, que no es digno de confianza.
Como parte del desarrollo normal de la fe en el niño, tarde o temprano descubrirá que papá y mamá no son ni tan perfectos, ni tan poderosos como había pensado. En ese momento es importante que pueda transferir su fe al “Padre Celestial” (Dios) (Gálatas 3:24-28). Si no conoce al “Padre Celestial”, depositará su confianza en otras cosas, personas, filosofías, lugares… que seguramente lo van a defraudar, por no ser infalibles. Por eso la transmisión de la fe de los padres a Dios es un paso muy importante en el desarrollo del niño.
En todas las relaciones existe este dar y recibir de fe – confianza, lo cual es necesario para el desarrollo normal y sano de la persona. Cuando la persona logra depositar su confianza en el Dios Creador, aprenderá a ver la realidad falible del ser humano, sin que eso lo frustre.
El desarrollo de la fe es un elemento clave en el desarrollo sano de cada persona, y la fe en Dios es un paso importante en el mismo.
Por eso fomente la fe – confianza en las relaciones, especialmente la fe en Dios (Hebreos 11:6).

 

NECESARIA PARA UNA CONVIVENCIA SALUDABLE

Cuando recibimos a una persona en nuestra casa para hacer un trabajo, nos decidimos a depositar confianza en ella, de que haga un buen trabajo, de que no robe… La persona a su vez pone su confianza en uno, para que le pague el trabajo, que le trate bien… El que se decide a no confiar en nadie, nunca podrá llamar a nadie para ayudarle y quedará solo y sin que se le haga el trabajo, llevando como consecuencia el deterioro. Como vemos, la desconfianza lleva al deterioro, no solo de las relaciones, sino también de nuestro entorno físico.
Así también depositamos fe – confianza en el médico, nuestra familia, las autoridades, …, aun confiamos en sistemas de comunicación y de transporte…. En todo esto podemos ver que para el buen funcionamiento de la sociedad se necesita un nivel importante de confianza mutua. En la medida que ese nivel crece, disminuyen las necesidades de medidas de seguridad y control; en la medida que se pierde la confianza, las mismas aumentan.
La Biblia enfatiza la fe como base para la solución (salvación), por sobre todo enfatiza la Fe que depositamos en Dios (Juan 3:16) y la Fe que Dios nos regala (1Corintios 12:9).
Los mandamientos (Exodos 20:1-17) fueron dados por Dios para resguardar las relaciones, porque indican las cosas que destruyen las relaciones de confianza y fe (Romanos 3:20b). Los invito a mirar los diez mandamientos desde esta perspectiva:
1. “No tengas otros dioses aparte de mí.” Cuando en una relación matrimonial aparece otra persona, las relaciones se deterioran; la fidelidad y la confianza se rompen. Dios dice que algo similar pasa con nuestra relación con Él.
2. “No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto, porque yo soy el Señor tu Dios,…” Cuando una esposa se enamora más de la foto de su marido, que de su marido, evidentemente existe un grave deterioro de la confianza, y consecuentemente de la relación. Algo parecido pasa en nuestra relación con Dios. 3. “No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios, pues él no dejará sin castigo al que use mal su nombre.” Cuando un conjugue se burla del otro, la relación está enferma y deteriorada y la burla hará que eso empeore. La relación con Dios también sufre cuando hay burla o uso irrespetuoso del nombre de Dios. 4. “Acuérdate del sábado (día de reposo), para consagrarlo al Señor. Porque el Señor hizo en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo… Cuando en una relación no se invierte tiempo para alimentarla, ésta se va deteriorando. Aquí Dios pide que le dediquemos tiempo para alimentar nuestra relación con él.
5. “Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios. Con la honra a los padres los niños aprenden el respeto hacia las autoridades, sin la cual la sociedad se desintegra.
6. “No mates.” Es evidente, que donde hay muerte, también hay rotura de relación.
7. “No cometas adulterio.” Donde hay infidelidad, la relación sufre y se deteriora
8. “No robes.” Donde una persona no respeta la propiedad ajena, destruye relaciones
9. “No digas mentiras en perjuicio de tu prójimo.” Donde se miente, la relación no puede seguir firme.
10. “No codicies la casa de tu prójimo: Cuando en una relación aparece la codicia, ésta se deteriora.
En todos estos ejemplos se ve como la desobediencia a los mandamientos de Dios destruye las relaciones, tanto con Dios como con los prójimos.
La vida y las experiencias enseñan, que es difícil confiar plenamente en una persona, porque todos tenemos nuestras fallas (Romanos 3:23). Muchos quedan tan frustrados con éstas experiencias, que ni se animan a depositar su confianza en Dios. Pero los testimonios de muchos y especialmente el testimonio de la Biblia nos enseñan, que Dios es plenamente confiable (1Tesalonicenses 5:24) y por lo tanto podemos depositar nuestra confianza en Él (Juan 3:16) y en su Palabra.
¿Ya ha depositado su confianza en Dios?

¿Ya lo invitó para que le enseñe a cuidar y fomentar las relaciones, en primer lugar con Dios y también con los demás?

 

FE QUE HACE JUSTO

Conozco una situación donde alguien compró una casa en ruinas. Al poco tiempo una señora con sus hijitos la ocupó. El dueño fue a la policía para hacer la denuncia. Cuando el comisario escuchó del caso, le pidió, si no podía dejar a la señora por algún tiempo en la casa. El dueño respondió, pidiéndole al comisario una garantía, para que la señora saliera en el momento de necesitar la casa. El policía no le pudo dar tal garantía, porque la misma ley del país no se lo permitía.
Así la ley que fue hecha para proteger a personas como a ésta señora con sus hijitos, para que no sean puestas en la calle, esa misma ley hizo que el dueño no le pudiera permitir a la señora quedar por algún tiempo en la casa.
Dios sabe de esta limitación de las leyes, por eso la Biblia dice que la ley no salva, ni hace justos a los que la obedecen de manera rígida y literal (Romanos 3:20a).
La Biblia afirma, que la manera de llegar a ser justo, es por medio de la fe (Romanos 5:1).
¿Cómo es posible que la fe haga, que una persona llegue a ser justa?
Muchos dirían que la justicia se alcanza por medio de la obediencia a los mandamientos, pero la Biblia afirma que por medio de los mandamientos se llega a saber lo que es pecado (Romanos 3:20b). Los pecados son aquellas cosas, que entre otras, destruyen las relaciones. Jesús mismo habla de este tema (Mateo 5:21-22), mostrando de manera clara, que, por ejemplo hay personas que dicen cumplir con el mandamiento de no matar, aunque lo hacen de manera emocional o espiritual. Es decir, no matan a la persona físicamente, pero obedeciendo el mandamiento en su forma literal, sin amor ni confianza, le hacen la vida imposible por medio del odio y de la venganza. Jesús compara este daño con homicidio (Mateo 5:22). El solo hecho, de que el trato no sea bueno, o que una parte se “aviva”, aprovechándose de la confianza, hace que la relación se deteriore.
Por otro lado Jesús afirma que por medio del amor se obedece los mandamientos de Dios (Mateo 22:37-40). Cuando existe una relación de confianza entre dos personas, la misma relación de confianza hace que el trato sea bueno. Una relación de confianza motiva a ambas partes involucradas a tratarse de manera correcta y justa, cuidando la relación. En otras palabras se puede concluir, que una relación de confianza lleva a las partes involucradas a ser justas en su relación.
La misma confianza promueve también otras cualidades de relación, como lo son amor, alegría, paz, paciencia, bondad, tranquilidad y dominio propio (Gálatas 5:22-23).
A su vez la confianza hace que las partes involucradas no solo cumplan con las meras exigencias legales, sino que hagan esfuerzos por demás para que la relación crezca y se afirme.
Por eso podemos decir que en realidad la fe promueve vidas justas, bien motivadas y bien encaminadas, o sea que la fe lleva a una vida de justicia muy superior que el mero cumplimiento de la ley.
Nuestra relación de fe (confianza) con Dios llega a ser una fuerza motivadora y educadora, que transforma todas nuestras relaciones.
Jesús tomó el primer paso hacia nosotros, mostrándonos su amor y confianza (Romanos 5:6-8). De esa manera Él llegó a ser un agente de transformación y sanidad de relaciones. Para muchas personas esto fue la salvación de sus vidas.
Jesús mismo ahora le ofrece su amor y su fe para que siguiendo su ejemplo, tome el primer paso con amor y fe hacia otros, llegando a ser agente de transformación y sanidad de relaciones, motivado y enseñado por esta relación tan clave con Jesús.

FE QUE MUEVE MONTAÑAS

La fe tiene que ver con relaciones. En una relación cada persona deposita fe en el otro. En nuestra relación con Dios también es así. Dios ha depositado mucha confianza en los seres humanos al darles la administración de su creación. Ahora nos invita, a que también depositemos nuestra fe en Él. Cuando una persona deposita su fe en Dios, éste a su vez deposita más fe en sus hijos para tareas especiales y les da dones.

En una oportunidad Jesús le dijo a sus discípulos: “Porque de cierto os digo, que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho” (Marcos 11:23). De este pasaje surge la expresión “Fe que mueve montañas”.
La gran pregunta es: “¿En qué consiste esta fe que mueve las montañas?” ¿Será el autoconvencimiento de que algo va a acontecer? ¿Será la negativa a toda duda o pregunta? ¿Se podrá lograr o adquirir esta fe de alguna manera?
Hay varios pasajes donde la Biblia habla de “Fe de Dios” (Gálatas 1:16,2:20). De manera que la Biblia está hablando de fe en Dios y de fe de Dios (1). Claro, una fe es la que nosotros ponemos en Dios, y otra es la que Dios pone en nosotros, o sea, la que recibimos como un don y fruto del Espíritu (1Corintios 12:8-9; Gálatas 5:22-23). Cuando habla de fe de Dios, no está hablando de la fe que podemos producir nosotros por nuestro propio esfuerzo, sino la fe que es un regalo de Dios a nosotros.

Esto nos muestra que la fe, que mueve montañas, no depende de nuestro deseo o esfuerzo, sino de la voluntad de Dios, aunque evidentemente también es algo, por lo cual se puede pedir en oración.

Cuando Jesús caminó sobre el agua (Mateo 14:22-33) y llegó junto a la barca de los discípulos, Pedro le pidió que le diga para poder caminar sobre el agua hacia él. Después que Jesús le dijo: “Ven”, Pedro salió de la barca y caminaba sobre el agua hacia Jesús. Pedro tenía fe que podría caminar sobre el agua, porque ya había aprendido una lección importante, de que el milagro recién se producía cuando Jesús daba su Palabra, su “si”.
En nuestras vidas pasa algo parecido. Un tema es nuestra fe en que Dios puede hacer el milagro, otra cosa es que Dios dé la palabra, su “Si”, para que el milagro ocurra. Cuando Dios da su Palabra, él pone en nosotros una seguridad plena (Hebreos 11:1) y el milagro acontece. Esta es la fe de Dios, de la cual se habla en los pasajes mencionados.

A veces tenemos que purificarnos a través de la confesión a Dios, la oración y el ayuno, para que seamos receptivos a este regalo de fe que Dios tiene para nosotros. Otras veces Dios pide de alguien pronunciar la palabra de fe, pero la confirmación de Dios para el milagro pedido es la fe de Dios, que Dios nos da como un regalo. Ésta es la fe que mueve montañas.
Al entender esta diferencia importante, ya no tenemos que producir la fe, sino tenemos que estar abiertos a recibirla, buscarla, pedirla, o también a aceptar el silencio o el ”no” de Dios. El milagro ocurre cuando Dios da o deposita su fe en alguien. Así podemos descansar en el Señor Jesucristo, sabiendo que Él dará su Palabra en el momento oportuno. Nosotros únicamente debemos estar alertas para hacer nuestra parte.

Por eso, deposite su fe en Dios y espere en Él, porque Él le ama, y tiene intenciones buenas para Usted. Cuando le pide un milagro a Dios, sepa, que Él esta más interesado en la victoria de sus discípulos, que cualquier otro. Purifíquese de todo mal, para que pueda estar preparado para recibir lo que Dios tiene para Usted.
¿Ya ha experimentado alguna vez la Fe que mueve montañas?

AUMENTANOS LA FE

Evidentemente sería una gran cosa tener gran fe, capaz tener la fe que mueve montañas.
En una oportunidad los discípulos se acercaron a Jesús con el pedido “auméntanos la fe” (Lucas 17:5). En las enseñanzas bíblicas encontramos varias respuestas a este pedido. Estudiándolas podrá ver caminos para que su fe pueda crecer:

1. La fe crece si buscamos la voluntad de Dios: (Mateo 17:19-21) En una relación es muy importante que cada lado busque conocer y satisfacer ciertos deseos del otro. En nuestra relación con Dios, pasa lo mismo. Él satisface muchos deseos nuestros. La pregunta es: ¿Está dispuesto de cumplir los deseos de Dios?
2. La fe crece en la medida que escuchamos a Dios: Una de las grandes necesidades de esta época es tener a alguien que sepa escuchar, que esté interesado en conocer al otro. Todos queremos hablar, y hay cada vez menos que escuchan. En la relación con Dios pasa algo muy parecido. Es mucho más fácil decirle a Dios lo que yo quiero, pienso y siento, que escucharlo a Él. Pero justamente el escuchar a Dios (Romanos 10:17) es la clave para que nuestra fe pueda crecer. El Dios de la creación desea darse a conocer a los seres humanos, la pregunta es: ¿Lo quiere oír y conocer?
3. La fe crece en la medida que se eliminan las dudas: Ninguna relación sana está dominada por dudas. Allí donde prevalece la duda, se destruye la confianza. Así es también en nuestra relación con Dios (Santiago 1:6, Romanos 14:23). La manera mejor de eliminar las dudas es a través de una buena comunicación. También con Dios las dudas se eliminan a través de la comunicación, o sea por medio de la oración y estudio de la Biblia. ¿Está eliminando sus dudas con Dios por medio de la comunicación con Él?
4. Creer es una decisión: Cuando alguien golpea nuestra puerta miramos por la ventana y decidimos si la persona es confiable para abrir la puerta. Como vemos, creer es una decisión. Jesús muchas veces dio el mandato de creer (Marcos 1:15). Frente a un mandato solo queda la decisión de hacerlo o no. Por eso para creer en Dios hay que decidirse a hacerlo. ¿Ya se ha decidido a creer en Dios?
5. La fe crece con la obediencia: Los hijos aprenden a confiar en sus padres en la medida que éstos cumplen con su rol, y ellos les obedecen. Al no obedecer, se verán frustrados en su relación con ellos. Jesús respondió el pedido de sus discípulos, hablándoles sobre el servicio obediente a Dios (Lucas 17:5-10), porque la atención obediente a la Palabra de Dios produce fe (Romanos 10:17).
6. La fe también es un regalo de Dios: (1Corintios 12:9) Desde la creación Dios ha depositado confianza en los seres humanos. Lo hizo al poner a la tierra bajo el cuidado humano (Génesis 1:28). Lo hizo enviando a su Hijo Jesucristo al mundo, aunque evidentemente no fue muy bien recibido (Juan 1:10-12). Pero Dios no perdió la esperanza, sino a todos los que entran en esta relación con Él, los acepta como hijos, depositando Su fe en ellos. ¿Ya es hijo de Dios?
7. La fe es un fruto: En otras palabras, la confianza puede crecer allí donde se vive según el Espíritu (actitud) de Cristo (Gálatas 5:22-23), en relación con Él. La confianza de una relación crece en la medida que los dos lados se respetan, se cuidan y se dan a conocer mutuamente, en la medida que ningún lado insiste en hacer algo que destruya esta relación. ¿Está alimentando su fe en Cristo?
8. La fe y el amor crecen juntos: (1Corintios 13:2) Allí donde hay amor, puede crecer la confianza. El amor y la confianza van mano a mano.

¿Déle importancia merecida a este ingrediente tan importante para la vida humana, que se llama fe, haciendo aquellas cosas que le ayudan a crecer?

FIDELIDAD

Se edifican mutuamente Fidelidad y Fe trabajan de manera mutua. Una relación crece por mutua confianza – fe, dando lugar a ciertos pactos de fidelidad. Al mismo tiempo la fidelidad a los ‘pactos de confianza’ provee el marco para que la mutua confianza pueda crecer.
Un matrimonio recibe un golpe muy duro, acelerando su desintegración en el momento cuando uno de los cónyuges es infiel. La fidelidad es uno de los pilares en la relación matrimonial.
Algo parecido pasa a todo nivel, aun en lo comercial. Cuando hay un compromiso de mutua colaboración entre varios comerciantes, y uno de los socios es infiel, el trabajo en conjunto está en peligro de romperse. La fidelidad es uno de los pilares para un buen trabajo en equipo.
Cuando un pacto de confianza se desintegra por la infidelidad de alguno de sus socios, todos los integrantes sufren y algunos resultarán heridos, frustrados y amargados. Un niño chico se frustra y tiende a tener problemas emocionales importantes cuando las personas claves de su vida lo abandonan, o le son infieles. En otras palabras, allí donde se frustran los pactos de fe y fidelidad, los involucrados sufren. Pero no solo sufre el niño que fue abandonado, sino también el padre o la madre que lo abandonó, ya que emocionalmente queda una barrera en su relación con su hijo, haciendo difícil una relación sana posterior.
El que destruye fe y confianza, destruye el cimiento de relación y corta el gajo en el que estaba sentado, porque todos necesitamos confiar en alguien y alguien que confíe en uno. Nadie es autosuficiente.
Queda claro que la fidelidad edifica la fe y la fe edifica la fidelidad. Tanto es así, que la Biblia habla de que la salvación es por fe (Romanos 5:1), o sea en otras palabras, que la fe es la clave para que alguien se pueda salvar de un problema.
Es por eso que la Palabra de Dios da tanta importancia a que las personas sean fieles a su Palabra. Por esto la Biblia, en lugar de prometer y no cumplir, recomienda no prometer.
El tema esta en que la fidelidad edifica la fe y la fe edifica la fidelidad.
Dios es fiel a su Palabra y por eso es digno de que pongamos nuestra fe en Él. Muchas personas se frustran con Dios, porque tienen expectativas equivocadas sobre Dios, expectativas que no están basadas en lo que Dios mismo ha revelado en su Palabra, la Biblia.
Pero Dios vio la situación desesperada del ser humano, que está en un deterioro continuo de sus relaciones de confianza.
Para romper este círculo vicioso de deterioro de la fe y confianza, Jesús se vino a la tierra, confió su vida en las manos de José y María, confió su obra en las manos de sus discípulos, y en muchas ocasiones rompió el círculo depositando confianza y fe en otros, aunque esto más tarde le costó la vida. Por eso podemos decir, que si existe una persona en el mundo que es digna de nuestra confianza y fe, esa persona es Jesucristo. Si le damos lugar en nuestras vidas, él construirá fe y confianza en nosotros y nos transformará en edificadores de fe, siguiendo su ejemplo.
Por eso una de las preguntas más importantes de la vida llega a ser: ¿Es Su vida un instrumento que construye confianza y fe? ¿Ya le ha permitido a Jesucristo entrar en su vida, para sanar las heridas que ha sufrido de tanta infidelidad y desconfianza, para animarse a confiar en Dios, para poder abrirse a nuevas relaciones sanas, y crecer para ser edificador de fe en otros

LIBERTAD

VERDADERA LIBERTAD SOLO EXISTE, DONDE HAY FE Y CONFIANZA
Cuando nuestra hija vuelve a casa, ella la conoce, hay plena confianza y así puede estar libre para entrar y sentirse “en casa”. La clave para esta libertad es la confianza.
Aunque conocemos la importancia de la fe, o sea confianza como base de la libertad, muchas veces se vive obedeciendo leyes por temor al castigo. Esta obediencia es importante, porque libera a las personas de actos destructivos contra otros, contra la sociedad y contra sigo mismo, libera del caos, del dominio de la violencia y de la ley del más fuerte.
Pero nosotros mismos no quedamos satisfechos con esta manera de vivir y Dios apunta a un nivel de vida muy superior. El nivel que vivió y enseñó Jesús es por Fe – Confianza. Esta Fe genera esperanza y amor; y la esperanza y el amor generan Fe (1Corintios 13:13).
Al amar a una persona, se siembra confianza en ella. Al amar a una persona con la esperanza viva (1Pedro 1:3) que da Jesús en su camino de vida abundante, se siembra Fe en esa persona.
Alguien, que confía en su compañero, que lo aprecia y espera lo mejor para él, no lo engañará, no le robará, ni lo matará, ni le tendrá celos, ni envidias, sino se alegrará con sus logros y sus victorias. En otras palabras, la fe libera a la persona en lo interno, o “de corazón” para alegrarse con el otro y esto libera al compañero de actos y actitudes que surgen de la falta de fe.
Cuando entre dos personas hay confianza, también existe libertad para conocerse más. En otras palabras la relación de fe les da la libertad de darse a conocer, aun en áreas, que están completamente prohibidas para personas, con quienes no tienen esa confianza y por lo tanto no tienen esa libertad. Entrar en esas áreas de confianza con una persona, es como entrar en un santuario, donde muy pocos tienen el privilegio de entrar, porque para entrar “hay que sacarse los zapatos”, o sea hay que entrar con mucho respeto.
Con este trasfondo podemos preguntar ¿Qué libertad buscamos?
1. ¿Buscamos la libertad de hacer lo que se nos antoja, la libertad de romper reglas, sin importar si alguien queda lastimado, muerto, destruido, mutilado física y emocionalmente? Esta libertad destruye las relaciones y por lo tanto destruye la libertad de conocer mejor a otros. Esta libertad aísla a los involucrados en lugar de unirlos.
¿Queda la pregunta si es realmente libertad?
Aquellos que se “toman” esta libertad por violencia, engaño o manipulación, tendrán que descubrir un día, que lo adquirido no era libertad.
2. Puede ser que buscamos la libertad que se logra por medio de la ley y la espada – o sea, por medio de la imposición legal. Sabemos que esta libertad es muy limitada. Es una libertad que libera del caos y nos ayuda a relacionarnos correctamente y a conocer las expectativas. Es un nivel de libertad importante (Gal 3:24), pero no satisface lo más profundo de nuestro corazón.
3. La propuesta de Dios es buscar la libertad, que por medio de la esperanza y el amor genera fe. Esta fe abre puertas hacia la sanidad de heridas emocionales
para conocernos como somos (1Corintios 13:12)
para reconocer la libertad verdadera
Esta libertad verdadera es por fe y nunca será alcanzada por actuar según el antojo, ni por medio de la imposición del más fuerte, ni por la ley.
No hay duda que la ley provee libertad, pero solo es la libertad del caos. La confianza, la fe siembra una libertad muy superior, una libertad que abre puertas de conocimiento y relacionamiento personal sano y mutuo.
Jesús es el ejemplo y modelo de este tipo de fe, de este tipo de relacionamiento, de esa libertad. Por eso nos invita a acercarnos a Él, para aprender de Él lo que se refiere a la fe (Ap. 3:20), el relacionamiento y la libertad (Rom 15:7).
Así como cuando nuestra hija vuelve a casa, la conoce, tiene plena confianza y puede sentirse libre para entrar y estar “en casa”, así es cuando llegamos a Cristo, lo conocemos y crecemos en la confianza hacia él, entonces nos podemos sentir libres para llegar a él con todo lo que nos pasa. La clave para esta libertad es la confianza.
Cristo a su vez nos desafía a crecer en esta fe – confianza hacia otros seres humanos.
¿Qué libertad estará viviendo, sembrando y generando Usted? (1Juan 2:10-11)
Sin fe no hay libertad.

FE E INICIATIVA

FE LIBERA PARA TENER INICIATIVAS Cuando un niño hace su primer dibujo, se lo muestra a sus padres con orgullo. Seguramente será difícil reconocer lo que haya deseado dibujar. En ese momento los padres pueden alimentar su iniciativa o destruirla:
Si los padres confian en su hijo, en su crecimiento y en las posibilidades de desarrollo de sus habilidades, le preguntan sobre el dibujo, se interesan en lo que haya hecho y lo elogian por la iniciativa y el esfuerzo invertido, alimentarán su iniciativa.
Al contrario, si no depositan confianza en su hijo, ni en su crecimiento y posibilidades de desarrollo, si critican el dibujo, diciendo que es una tontería, que no se puede reconocer nada, lo desalientan y le dicen que no puede, que solo recibirá aprobación si lo hace todo perfecto, según la evaluación de otros. Algo así pasa con muchas iniciativas del niño, pero también con otras personas que nos rodean, con amigos, conyugues, compañeros de trabajo, empleados, etc. Para alimentar el crecimiento de las iniciativas en otro, debemos poner confianza en esa persona, darle la posibilidad de probar, permitirle hacer algunos errores en el proceso, estar allí para animar, y si la persona desea, acompañar y en algún momento dar algún consejo.
Jesús alimentó la iniciativa de sus discípulos de varias formas:
1.   Cuando Pedro le propone caminar sobre el agua (Mateo 14:28-31), Jesús no le recrimina por esa iniciativa tan audaz, al contrario le da la oportunidad y lo llama. En esa experiencia Pedro aprendió que se puede tomar iniciativas, y que siguiendo el llamado de Jesús, se puede lograr grandes cosas. Ese episodio llegó a ser una experiencia en la vida de Pedro, en la cual el y también nosotros podemos ver que muchas veces Dios espera de nosotros una iniciativa y deposita fe en nosotros para hacer algo grande, pero también espera que respondamos con fe para completar esa obra.
2.   Otro momento en que Jesús alimenta las iniciativas de sus discípulos fue al enviarlos a predicar en las aldeas (Lucas 10:1-12), dándoles solo unas pocas instrucciones, con las cuales ellos fueron y les sirvió de gran experiencia. Enviándolos, Jesús depositó fe en ellos. Con eso les dijo: “Confío en que Ustedes lo pueden hacer con la ayuda de Dios”. Jesús no les dijo en detalles todo lo que tendrían que hacer, les dio libertad para ser creativos, para tener iniciativas, para desarrollar sus propios dones y formatos. El resultado fue que los discípulos volvieron entusiasmados por todo lo que pudieron hacer (Lucas 10:17-20).
Dios ha depositado mucha confianza en ti al darte la vida, habilidades y relaciones. Cada uno podría agregarle a esta lista muchas cosas. Pero no termina allí, Dios te pone en situaciones muy variadas, te da instrucciones básicas para que seas creativo y tomes iniciativas.
Así también cuando depositamos fe en alguien, le abrimos las puertas para ser creativo, tomar iniciativas.
Cuando los padres envían al niño a comprar un litro de leche, le dan el dinero y confían que el niño vaya por el camino correcto, compre la leche y vuelva a casa. En la medida que el niño crece se le da tareas más complejas para hacer. No le decimos todos los detalles de lo que tiene que hacer, solo lo más necesario, porque eso inhibiría su propia iniciativa y creatividad. Llegará el día cuando el niño va a buscar la leche por su propia iniciativa. En ese momento nuevamente los padres pueden matar su iniciativa, si lo critican por haberlo hecho y mostrando su falta de confianza. Por otro lado pueden animar su iniciativa, cuando confían en su hijo y lo elogian por haber tomado una iniciativa creativa y servicial.
Si a los hijos no se les deja hacer nada por su propia iniciativa, en realidad se les demuestra que no se les tiene confianza y el resultado es que se transforman en personas pasivas y demandantes.
Dios fue y es creativo, lleno de iniciativas y todas ellas con un buen fin. Nos creó con la facultad de también ser creativos y llenos de iniciativas. Con cada situación que nos deja vivir, Dios deposita fe en nosotros, dándonos oportunidades y desafiándonos para emplear nuestras creatividades e iniciativas. Así como Dios ha depositado fe en nosotros, ahora nos anima a depositar nuestra fe también en otros, dándoles libertad y desafiarlos para ser creativos y llenos de iniciativas.

 FE Y RAZON

FE LIBERA PARA TENER INICIATIVAS Cuando un niño hace su primer dibujo, se lo muestra a sus padres con orgullo. Seguramente será difícil reconocer lo que haya deseado dibujar. En ese momento los padres pueden alimentar su iniciativa o destruirla:
Si los padres confian en su hijo, en su crecimiento y en las posibilidades de desarrollo de sus habilidades, le preguntan sobre el dibujo, se interesan en lo que haya hecho y lo elogian por la iniciativa y el esfuerzo invertido, alimentarán su iniciativa.
Al contrario, si no depositan confianza en su hijo, ni en su crecimiento y posibilidades de desarrollo, si critican el dibujo, diciendo que es una tontería, que no se puede reconocer nada, lo desalientan y le dicen que no puede, que solo recibirá aprobación si lo hace todo perfecto, según la evaluación de otros. Algo así pasa con muchas iniciativas del niño, pero también con otras personas que nos rodean, con amigos, conyugues, compañeros de trabajo, empleados, etc. Para alimentar el crecimiento de las iniciativas en otro, debemos poner confianza en esa persona, darle la posibilidad de probar, permitirle hacer algunos errores en el proceso, estar allí para animar, y si la persona desea, acompañar y en algún momento dar algún consejo.
Jesús alimentó la iniciativa de sus discípulos de varias formas:
1.   Cuando Pedro le propone caminar sobre el agua (Mateo 14:28-31), Jesús no le recrimina por esa iniciativa tan audaz, al contrario le da la oportunidad y lo llama. En esa experiencia Pedro aprendió que se puede tomar iniciativas, y que siguiendo el llamado de Jesús, se puede lograr grandes cosas. Ese episodio llegó a ser una experiencia en la vida de Pedro, en la cual el y también nosotros podemos ver que muchas veces Dios espera de nosotros una iniciativa y deposita fe en nosotros para hacer algo grande, pero también espera que respondamos con fe para completar esa obra.
2.   Otro momento en que Jesús alimenta las iniciativas de sus discípulos fue al enviarlos a predicar en las aldeas (Lucas 10:1-12), dándoles solo unas pocas instrucciones, con las cuales ellos fueron y les sirvió de gran experiencia. Enviándolos, Jesús depositó fe en ellos. Con eso les dijo: “Confío en que Ustedes lo pueden hacer con la ayuda de Dios”. Jesús no les dijo en detalles todo lo que tendrían que hacer, les dio libertad para ser creativos, para tener iniciativas, para desarrollar sus propios dones y formatos. El resultado fue que los discípulos volvieron entusiasmados por todo lo que pudieron hacer (Lucas 10:17-20).
Dios ha depositado mucha confianza en ti al darte la vida, habilidades y relaciones. Cada uno podría agregarle a esta lista muchas cosas. Pero no termina allí, Dios te pone en situaciones muy variadas, te da instrucciones básicas para que seas creativo y tomes iniciativas.
Así también cuando depositamos fe en alguien, le abrimos las puertas para ser creativo, tomar iniciativas.
Cuando los padres envían al niño a comprar un litro de leche, le dan el dinero y confían que el niño vaya por el camino correcto, compre la leche y vuelva a casa. En la medida que el niño crece se le da tareas más complejas para hacer. No le decimos todos los detalles de lo que tiene que hacer, solo lo más necesario, porque eso inhibiría su propia iniciativa y creatividad. Llegará el día cuando el niño va a buscar la leche por su propia iniciativa. En ese momento nuevamente los padres pueden matar su iniciativa, si lo critican por haberlo hecho y mostrando su falta de confianza. Por otro lado pueden animar su iniciativa, cuando confían en su hijo y lo elogian por haber tomado una iniciativa creativa y servicial.
Si a los hijos no se les deja hacer nada por su propia iniciativa, en realidad se les demuestra que no se les tiene confianza y el resultado es que se transforman en personas pasivas y demandantes.
Dios fue y es creativo, lleno de iniciativas y todas ellas con un buen fin. Nos creó con la facultad de también ser creativos y llenos de iniciativas. Con cada situación que nos deja vivir, Dios deposita fe en nosotros, dándonos oportunidades y desafiándonos para emplear nuestras creatividades e iniciativas. Así como Dios ha depositado fe en nosotros, ahora nos anima a depositar nuestra fe también en otros, dándoles libertad y desafiarlos para ser creativos y llenos de iniciativas.

FE Y SERVICIO

FE LIBERA PARA SERVIR CON LIBERTAD

El nivel de confianza entre dos personas afecta su libertad de servirse el uno al otro. Cuando no existe esta relación de fe y confianza es difícil servir de manera voluntaria, sin que haya malentendidos. Si no hay confianza el servicio fácilmente es mal interpretado y mal entendido. En cambio cuando existe una relación de confianza, se puede servir libremente. Esto es así aun en relaciones de autoridad y jerarquía.
Allí donde la confianza entre personas aumenta, aumenta también la libertad de servicio. Allí donde la confianza es destruida, se destruye también la libertad de servirse en forma voluntaria y personal.
Esta verdad se puede ver con facilidad en relaciones de matrimonio. Mientras existe el amor y la confianza, los dos desean alegrar el uno al otro con algún servicio especial. Pero una vez que aparecen elementos de rencor, abuso, violencia e infidelidad, muchas veces se pierde aun la posibilidad de comunicación normal, y los esfuerzos de servicio pierden su sentido positivo, algo que es muy difícil recuperar.
Jesús lloró sobre Jerusalén porque los judíos no recibieron su ayuda, su servicio, su esfuerzo (Lucas 13:34 y Lucas 19:41-44). No aceptaron su ayuda, o sea el servicio que Jesús les ofrecía, porque no depositaron su confianza en él, porque se enojaron, porque lo rechazaron. Ellos pensaban conocer a este hombre carpintero de Nazaret, un hombre de una zona despreciada (Juan 1:46), y no podían ni querían ver en este carpintero al Cristo, el Señor. El Señor de los Señores había venida para ayudar, para servir a su pueblo elegido, pero éste no lo aceptó, no lo reconoció, no lo recibió, ni confío en Él (Juan 1:11) y así no estaban dispuestos a recibir su ayuda, su servicio. A ellos les parecía una amenaza y un atrevimiento. Como vemos, el servicio voluntario a otros solo es aceptable y aceptado en la medida que haya confianza para hacerlo.
Cuando Jesús les lavó los pies a sus discípulos (Juan 13:3-15), ellos – especialmente Pedro – se sentían molestos y avergonzados, no querían aceptarlo. Lo lograron aceptar cuando Jesús les explicó que era necesario para ser parte de su pueblo. Con esto Jesús dejaba bien claro que en su relación con sus discípulos habría libertad de servicio mutuo. Jesús quería servir a los discípulos y los discípulos querían servir a su Señor. El servicio iba a ser reciproco. En una buena relación el servicio es recíproco.
Los discípulos pudieron recibir este servicio de Jesús porque estaban con él, le seguían, le confiaban, lo amaban, tenían una buena relación con él. Se había desarrollado una relación de confianza, que les dio la libertad de aceptar las palabras de Jesús y su servicio.
Los discípulos habían aprendido de Jesús la manera de desarrollar una relación donde la confianza y el respeto ofrecían el desafío y ambiente para el servicio mutuo y voluntario.
Esto es cierto en todas las relaciones humanas. Allí donde hay confianza, allí donde hay una buena relación, allí donde hay amor y respeto, el servicio llega a ser una expresión de esa confianza, esa relación, ese amor mutuo.
Donde hay confianza aun los servicios que no sean del todo perfectos serán recibidos con gratitud.
Donde no hay confianza, donde no hay buenas relaciones, donde falta el respeto es difícil servir libremente. Sin confianza el servicio fácilmente será interpretado como un entremetimiento en el área de la otra persona, como una amenaza, o se transforma en un simple servicio obligado o remunerado.
De manera que podemos ver claramente que las relaciones personales afectan tanto la posibilidad, como la libertad de servir el uno al otro. Donde no hay confianza no hay libertad de servir, y los servicios presentados corren el peligro de ser mal interpretados.
Por eso cuando sembramos fe y confianza, algo que aprendemos de Jesús, edificamos las bases para que las personas puedan servir a Dios y los unos a los otros con libertad.

 

DEL PESIMISMO A LA FE

El pesimista no hace un viaje de placer, porque piensa que le puede pasar algo.
El pesimista vive de espaldas al futuro, porque considera que el pasado fue mucho mejor que el presente.
El pesimista es un triste crónico que no vive, porque ya está muerto mucho tiempo antes de la muerte biológica.
Mucha gente fabrica su propia desgracia e infelicidad por la manera negativa de pensar y mirar las cosas de la vida.
¿Cómo salir del pesimismo y encontrar la fe? La única manera es invitando a Cristo a entrar en su vida (Juan 1:12). Él le dará la fe de Dios, el poder trascendental que empuja hacia adelante, que fija metas, que abre puertas donde dificultades las cierran, que pone una luz donde la duda ha puesto una sombra y que pone en acción la capacidad operativa de la mente en forma positiva.
En este sentido, el apóstol Pablo, dijo: “Piensen en todo lo verdadero, justo, puro, hermoso y agradable. Piensen en todo lo bueno y digno de toda alabanza.“ (Filipenses 4:8) ¡Hermosa invitación!
La fe en Cristo no es un lujo, ni un amuleto de suerte para la vida del ser humano, sino una imperiosa y vital necesidad espiritual, para transformar el pesimismo enfermante en esperanza y fe vivificante para la salud total: cuerpo, alma, mente y vida social.
No dejemos que el pesimismo nos siga arruinando la alegría de vivir el día de hoy que Dios nos ha dado para vivir en plenitud, para trabajar y para obrar por la felicidad de los que no son felices.
J.P.L.
El Pesimista en cada oportunidad ve un problema

El optimista en cada problema ve una oportunidad
Lea la siguiente cita de Romanos 8:31-39:
“¿Qué pues diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?…
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

¿Lo puede creer?

Tiempo atrás vi un mural con el siguiente pensamiento: “Los optimistas viven mucho más tiempo que los pesimistas.”
El ser humano es más propenso al pesimismo que al optimismo, y esto es un mal mucho más serio de lo que a veces pensamos, pues es otro de los factores causantes del estrés que vive el ser humano de nuestros tiempos.
El pesimista cuando todo le va bien, sostiene que será de poca duración.

 

FE Y DESCONFIANZA

Un bebé confía plenamente en sus padres y mientras es muy chico generalmente confía en todos. Después comienza a limitar su confianza. Paso a paso el niño aprende a desconfiar y a darse cuenta que este mundo no es el paraíso y que las personas dejan mucho que desear, que existen accidentes, que existe el odio, el rencor, la amargura, la envidia, la violencia… y aun existe la maldad. De a poco se da cuenta que ni los padres son tan fieles, ni tan confiables como se había imaginado.
Como padres les ayudamos a no confiar en extraños y a identificar los peligros, pero también les enseñamos, que amando se puede tender puentes. Vemos que, aunque la fe y la confianza son muy importantes, la desconfianza también tiene su lugar en esta sociedad llena de errores, injusticias, pecados y maldades. El profeta Jeremías dice (17:5): Así ha dicho Jehová: “¡Maldito aquel que confía en el hombre, que pone su confianza en la fuerza humana, mientras su corazón se aparta de Jehová!” En Juan 2:24 leemos algo parecido de Jesús: “Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos;”. Jesús, confiando plenamente en su Padre Celestial, amaba y depositaba fe en personas, pero era cuidadoso en su decisión de dónde y cuándo confiar, porque conocía el corazón humano.
En esta sociedad el niño tiene que aprender a diferenciar donde y cuándo puede confiar o no, algo que aprenderá en gran parte de sus padres, algo, en lo cual seguirá trabajando toda la vida.
Uno de los pasos más importantes del niño en su crecimiento es la transferencia de la confianza inicial en sus padres a algo diferente. Los padres pueden guiar este paso, que ellos generalmente hacen en la adolescencia. Puede ser que pongan su confianza en una estrella del cine, un cantante, un deportista, una filosofía, una religión,… o en Dios, el Padre celestial. Si logran hacer éste paso de manera sana, tendrán mejores posibilidades de sobreponerse a las dificultades de la vida.
Innumerables veces en la vida cada uno decide si va a confiar o no en una persona, en una filosofía, una religión, una enseñanza, o en Dios mismo. Jesús mismo advierte a sus discípulos a ser cautelosos en esta decisión (Mateo 24:23-26, 1Juan 4:1).
La Desconfianza es una alerta, pero el amor es el puente. Aunque Jesús sabía (desconfiaba) de Judas Iscariote, que lo iba a traicionar, no se alejó de él, sino lo siguió amando hasta el fin, cauteloso de no permitirle conocer dónde celebraría su última pascua con los discípulos.
En un mundo lleno de maldad es necesario ser cauteloso (Miqueas 7:5-7) en confiar. El tema es poder discernir, identificar y relacionarnos con el Dios verdadero y fiel, depositando la confianza en Él. La Biblia cuenta la historia de personas que se perdieron en esta búsqueda y quedaron presas de ilusiones falsas, quedando finalmente defraudadas; también cuenta las luchas de innumerables personas que buscaron, identificaron y se relacionaron con Dios, el Padre eterno. Pero también cuenta de personas, quienes siguiendo el ejemplo de Jesús confiaron plenamente en Dios, fueron cautelosos al confiar en otros seres humanos, pero también tendieron puentes al amar y depositar confianza en otros.
¿Ya haz puesto tu confianza en tu Padre celestial, el Dios verdadero y fiel? ¿Qué has hecho para que tú, tus hijos, u otros puedan discernir el camino entre la fe y la desconfianza?

 

FE Y TEMOR

El temor es una realidad de nuestra vida y es importante entender como funciona para poder llevar una vida sana. Una dosis sana de temor puede ser una gran ayuda, para no meternos en peligros innecesarios. Así por ejemplo el niño aprende a temer a la estufa cuando se quema el dedo al tocarla. Después por temor a quemarse tendrá el respeto necesario hacia la misma. La falta de ese temor podría poner en peligro la vida del niño, al contrario el exceso de temor o sea el miedo puede hacer, que le tenga tanto miedo que no la pueda usar y no pueda gozar del calor de la estufa. Por eso es importante encontrar el equilibrio del temor para que sea útil.

1. El temor en las decisiones:
Papá siempre tenía algunas ovejas en su campo detrás de la casa. Cuando llovía fuerte, este campo se inundaba, quedando solo una pequeña isla, donde podían quedar a salvo los animales. En una oportunidad cuando la creciente amenazaba cubrir también a la pequeña isla, nosotros cruzamos la correntada con el tractor y el acoplado y sacamos las ovejas del peligro. En una oportunidad las ovejas se asustaron por alguna razón, y se metieron en la correntada para venir hacia la casa. Pero la correntada arrastró a las ovejas y se ahogaron. El miedo a ahogarse fue el causante de haberse ahogado.
En esta situación una dosis sana de temor, primeramente les ayudó a las ovejas a ir a la isla cuando vino la creciente. La falta de ese temor los hubiera hecho quedarse en su lugar y se hubieran ahogado por no tomar las precauciones necesarias. Pero el temor excesivo hizo que hicieran una decisión equivocada que les causó la muerte.
Tanto la falta de esta cuota sana de temor como el temor excesivo son causa de decisiones equivocadas.
Por eso podemos leer en la Biblia que Jesús vino para liberarnos tanto de uno como de otro (Mateo 10:28, Hebreos 2:14-15). El “temor a Dios”, o sea el respeto a Dios es el principio de la sabiduría (Proverbios 1:7). En otras palabras el temor sano nos ayuda a hacer decisiones sanas, y Dios, a través de su Palabra nos enseña comprender lo que es sano y equilibrado.
2. El temor en las relaciones
Cuando en una relación no existe una dosis sana del temor de lastimar o de perder la relación, existe el peligro que las personas involucradas abusen de la confianza y de a poco adopten actitudes, palabras o hechos destructivos para la misma.
Algo muy parecido pasa cuando hay demasiado temor o miedo. En ese caso las personas ya no se podrán comunicar libremente, o aun se retiran emocional- y al final físicamente de la relación.
Por eso en cada relación debe haber una dosis sana de temor, que también llamamos respeto, para asegurar que los integrantes se tomen en cuenta mutuamente, aceptando y valorando sus necesidades, características y capacidades.
En esta búsqueda del equilibrio del temor existe una gran ayuda, es la confianza, la fe en Jesucristo, quien en su propia vida mostró este equilibrio. Al aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador, recibimos fuerza para seguir su ejemplo.
¿Ya hizo los pasos necesarios para tener este equilibrio saludable entre fe y temor?

 

FE Y MILAGROS

Cuando se habla de fe y milagros, pasan por nuestras mentes una gran cantidad de imágenes. Por ejemplo pensamos en los muchos lugares donde se ofrecen milagros al público, pero donde después, muchas veces no se cumple lo que se promete.
Al leer el título, otros pensarán que aquí se estará hablando de que los milagros dependen de la fe, pensando que la fe es algo que el creyente tiene que generar, quedando finalmente frustrados.
Por eso queremos dedicar un tiempo para estudiar la Biblia y ver que es lo que ella nos dice del tema:
I) TU FE TE HA SALVADO:
Aunque la Biblia claramente muestra la importancia de la fe para los milagros, también nos muestra otra faceta del tema que es muy importante entender para mantenernos en las enseñanzas de Dios y en la realidad que se vive.
En Mateo 9:22, leemos de una mujer que viene y le toca el manto a Jesús y después de ser sanada, la Biblia dice: “Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: “Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado”.
En Lucas 17:19 leemos de diez leprosos que fueron sanados y uno vuelve para agradecer y a éste Jesús le dijo: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado.” Todos fueron sanados, pero solo esta persona recibió esta afirmación de Jesús.
En Marcos 10:52 leemos, como el ciego de Jericó fue sanado y también allí Jesús le dice: “Vete, tu fe te ha salvado.” En Lucas 7:50 Leemos de una mujer que llegó a Jesús y le regó sus pies con lágrimas y los secó con sus cabellos y Jesús le dice: “Tu fe te ha salvado, ve en paz.” En todos estos casos Jesús les afirma, que fue su fe la que hizo posible el milagro. En el último caso el milagro consistía en la salvación de la persona. En Mateo 8:5-13 viene un centurión y le pide a Jesús por su criado. Jesús se sorprende de la fe de este gentil y le dice: “Ve, y como creíste, te sea hecho.” Nuevamente la fe del que pedía era importante para que se llevara a cabo el milagro, pero esta vez no era la fe del afectado, sino la fe del que pedía por el enfermo.
Cuando Jesús se fue a Nazaret, la ciudad, donde se había criado, leemos en Mateo 13:58: “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.” O sea que nuevamente los milagros dependían de las personas afectadas, o por lo menos de las personas del lugar. En Marcos 9:22-25 encontramos un padre que le pide a Jesús por su hijo y leemos: “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.” Aquí queda manifiesta la poca fe, como también la posibilidad de pedir fe, y como Jesús responde haciendo el milagro.
De manera que podemos ver claramente que la fe es uno de los elementos claves para que pueda ocurrir un milagro, puede ser la fe de la persona afectada o alguien que ora por la misma.

II) SI TUVIEREIS FE COMO UN GRANO DE MOSTAZA:
También podemos ver, que se puede pedir fe, y Jesús les mostró a los Discípulos que aun una pequeña fe puede ser clave para que sucedan cosas grandes: (a) Mateo 17:20: “Jesús les dijo: … porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.”
(b) Mateo 21:21-22: “Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.22 Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.”
En las dos oportunidades Jesús anima a sus discípulos a crecer en la fe y a buscar fe, aunque también les afirma que una fe pequeña puede ser canal de grandes cosas.

III) LA AUTORIDAD PARA HACER MILAGROS LES FUE DADA A LOS DOCE POR JESÚS
En Marcos 3:13.15 leemos: “Después subió al monte y llamó a sí a los que él quiso, y vinieron a él. 14Designó entonces a doce para que estuvieran con él, para enviarlos a predicar 15y que tuvieran autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: (Vea también Mateo 10:1)
Esa autoridad no les fue dada a la multitud, sino a los doce. Capaz lo podemos decir diferente: “Jesús depositó su fe en ellos, dándoles autoridad.”
¿En qué tipo de personas se deposita confianza? Claramente en personas que se conoce, o que por lo menos alguien ha recomendado.
En este pasaje Jesús eligió a las personas que estaban más cerca de él, personas que conocía mejor y que lo conocían mejor a Él, personas de entre la gente que le estaba siguiendo.
Por lo tanto podemos decir que una clave para crecer en la fe es pasar tiempo con Jesús, o sea estudiar la Biblia, orar y ayunar, buscando Su voluntad.
La experiencia de los doce de estar con Cristo, les dio claras bases para ver las prioridades. Lo estaban viendo muy claramente, como podemos ver en Hechos 6:1-4 “1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la Palabra de Dios, para servir a las mesas.3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.”
De su experiencia con Jesús, los discípulos sabían que su tiempo con Él era la clave para tener autoridad, para que haya milagros y para que Cristo pueda depositar su fe en ellos. Y como consecuencia había experiencias como la que está descrita en
Hechos 5:12-16 12 “Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.13 De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente.14 Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres;15 tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.16 Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.”
De manera que Jesús deposita su confianza en personas que pasan tiempo con Él y a ellos les reparte autoridad como él quiere.

IV) LA FE QUE HACE MILAGROS ES UN REGALO DE DIOS:
A) En 1Corintios 12:7-11 dice: “7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.”
De manera que Dios mismo reparte a cada uno algo, y la fe y los milagros son parte de los dones que Dios reparte.
Por lo tanto podemos decir que nosotros tendremos algo de fe, pero la Fe que mueve montañas es un regalo de Dios.
Recién hemos visto que Cristo deposita su fe y autoridad de en las personas que pasan tiempo con El. La Fe que mueve montañas es uno de los regalos que Cristo reparte a su gente, por eso Pablo termina este capítulo con las palabras:
1 Corintios 12:31: “Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.”
Pablo dice esto, porque el amor a Dios abre las puertas para que Dios pueda darnos estos regalos.
En Gálatas 5:22-23 dice: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
Un Fruto es algo que brota y crece y después tiene frutos. La Fe que hace milagros viene de Dios y Dios nos enseña en su palabra como este fruto puede crecer sanamente.

V) PABLO HABLA DE ESTA FE:
En Gálatas 2:16 dice: “ sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”
En Gálatas 2:20 leemos: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (1)
Nosotros podemos abrir el corazón a Cristo, podemos invitarle con fe, podemos depositar nuestra fe en Él, y esto abre las puertas para que Dios pueda depositar Su Fe en nosotros y repartirnos el don que nos quiere dar.
Pedro sabía muy bien que la Fe que hace milagros depende de Jesús, por eso, antes de salir de la barca a caminar sobre el agua, leemos en Mateo 14:28: “Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.” El sabía que la posibilidad de caminar sobre el agua no solo dependía de su fe en Jesús, sino aun mucho más de la Fe que Jesús depositaría en el, de Su “Si”, de Su mandato. Por eso sigamos el ejemplo de los discípulos, los cuales ni aun cuando había demasiado trabajo perdieron el rumbo, sino que estaban seguros de la importancia de pasar tiempo a solas con Dios, como clave para que Dios deposite en ellos autoridad y fe para hacer las cosas.

VI) LA GRAN FE NO SE MANIFIESTA SOLO EN GRANDES MILAGROS.
En la carta a los Hebreos tenemos una larga lista de hombres y mujeres de fe, y allí leemos:
Hebreos 11:32-34: ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas;33 que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones,34 apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.
Aquí enumera a personas quienes por fe hicieron cosas milagrosas, que sorprenden, que hicieron cosas que llaman la atención. Escuchando estas cosas algunas personas se sienten desafiados, para ver si pueden hacer cosas semejantes.
Pero cuando seguimos leyendo, podemos ver un cambio interesante:
Hebreos 11:35-39: Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección.36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles.37 Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados;38 de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido;”
Sin hacer una interrupción, el autor cambia de hablar de personas de fe, que lograron “grandes victorias” a hablar de personas de fe que tuvieron otras “grandes victorias”, victorias de fidelidad en medio de grandes dificultades y persecuciones y aun en medio de la muerte.
Si nos preguntamos, cuál de estos grupos tuvo más fe, seguramente tendríamos que decir que es el grupo, que por fidelidad soportó situaciones adversas, ya que es mucho más difícil ser fiel en medio de pérdidas, aparentes derrotas y sufrimientos, que en momentos de victorias y milagros.
Sabiendo, que la fe que hace milagros viene de Dios, pidamos por esa fe, busquemos por ella, estudiemos la Biblia para encontrarla, seamos obedientes y estemos cerca de Cristo para que Él pueda depositar su fe en nosotros para hacer milagros, o para darnos fuerza para soportar con fidelidad grandes cargas y presiones.

VII) AUN JESÚS MISMO NO SANABA A TODOS LOS ENFERMOS:
A) Hay algunos lugares donde Jesús sanó a todos los enfermos, en otros lugares sanó a muchos, en otros solo a unos pocos. En otro lugar sanó a uno de entre una multitud de enfermos, como fue el caso en Juan 5:1-9: “Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.3 En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.”
El hecho, que Jesús en este caso no haya sanado a todos los enfermos, no cambia nada de lo maravilloso de los milagros que hacía, ni lo descalifica como Hijo de Dios. Mientras vivimos en esta tierra las cosas serán parciales, como lo dice Pablo en 1Corintios 13:9-12: “En parte conocemos y en parte profetizamos; 10pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; pero cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12Ahora vemos por espejo, oscuramente; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido.”
De manera que podemos ver que Dios le daba a Jesús la fe y autoridad necesaria para hacer los milagros que eran necesarios hacer en cada situación, eso no significa que haya sanado a todos, ni tuvo dificultad de sanar a una persona sola de entre una multitud.
En vista que Jesús no sanó a todos los enfermos, es sorprendente cuando algún ser humano pretende hacerlo. También es sorprendente que alguien prometa sanar a alguien, cuando no está seguro de lo que va a pasar. Por eso seamos cautelosos de no prometer algo, de lo cual no tenemos la plena certeza de que va a acontecer.

B) Jesús no solucionó sus propios problemas por medio de milagros:
Jesús pasó por muchas dificultades, pero en muchas de ellas no usó de su poder para hacer milagros, como medio para vivir una vida más fácil que el resto de la gente. El no cambió las piedras en pan en el desierto, ni se tiró del pináculo del templo para demostrar su poder de milagros, no llamó al ejercito de ángeles para liberarse de la cruz.
Esto seguramente también nos pasará a nosotros, los hijos de Dios. En algunas oportunidades Dios solucionará nuestros problemas por medio de un milagro, en otras oportunidades no será así, sino que nos dará la fuerza para soportar la situación.

VIII) CON TODO LA BIBLIA NOS ANIMA A ORAR POR LOS ENFERMOS:
En Santiago 5:14-16 leemos: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”
En este pasaje enseña:
Que los ancianos oren por los enfermos, en este caso mencionando la unción con aceite, pero en la siguiente frase, cuando habla de sanidad confirma que ésta no viene por la oración de los ancianos, ni por el aceite, sino por la oración de fe.

También llama a cuidar la parte espiritual de la persona mediante la confesión y el perdón.

A veces Dios manda orar por un enfermo y entonces es claro que se va a sanar, a veces nosotros pedimos y Dios dice el “si” y el milagro sucede. Después hay momentos cuando pedimos y Dios responde con silencio, con un “aun no”, o con un “no”. Pero en todas estas cosas El promete su presencia en las vidas de sus hijos.

Vemos en este pasaje que en nuestra oración debemos atender para cuidar de toda la persona, alma, cuerpo y espíritu, y no solo de su salud.

IX) CONCLUSIONES

Por eso oramos los unos por los otros, oramos por los enfermos, por las dificultades, sabiendo que, nuestra fe, aunque pequeña
abre puertas

–para que el poder de Dios pueda actuar
–para que Cristo pueda depositar su fe en nosotros
Dedicamos tiempo a Jesús en oración, en el estudio de Su Palabra y en obediencia a la misma, porque

–Nuestra fe abre la puerta para la fe de Dios
–La fe de Dios es un regalo que Él da
–y es un fruto del Espíritu Santo
sabiendo que la fe

–no solo se manifiesta en grandes milagros
–sino también en la fidelidad
sabiendo que mientras estemos en este mundo

–no se van a sanar todos
–ni se van a solucionar todos los problemas
Pero Cristo prometió estar con nosotros siempre a través del Espíritu Santo en nosotros

++dándonos victoria a través de la fe
++apoyándonos para hacer milagros en algunos casos
++y en todos los casos fuerza para sobrellevar las pruebas.
En nuestra oración debemos cuidar toda la persona, alma, cuerpo y espíritu, y no solo de su salud.

 FE Y EL EJEMPLO DE JESUS

La Navidad y la Fe
Cristo se interesó tanto en la vida humana, que dejó su gloria y vino para experimentar la vida humana de primera mano. Vino y vivió como ser humano, para mostrarnos el camino hacia la vida. Algunas personas no toman en cuenta a este interés de Jesús. ¿Te ha interesado la vida de Cristo lo suficiente, para conocerlo, ya que ha hecho un esfuerzo tan grande para conocerte a ti?
Cristo se tomaba el tiempo para escuchar y atender a niños, adultos y ancianos. Hasta hoy nos escucha por medio de la oración, porque sabe que la fe se desarrolla, cuando las dos partes se dan permiso la una a la otra a expresarse. Con todo algunos decidieron ignorarlo. ¿Ya has tomado el tiempo para escucharle a Él?
Cristo se decidió a confiar su vida en manos de José y María y más tarde se decidió a confiar su vida en manos de las autoridades de su pueblo. También ha puesto su nombre, su mensaje, su honor y sus dones en tus manos, porque sabe que una relación de fe se desarrolla en la medida que las dos partes se deciden a confiar en el otro. El sabía que este camino era arriesgado, pero lo hizo, porque sabía que era el único camino para abrir la posibilidad de una relación buena con aquellos que lo deseaban. ¿Qué has hecho tú con este tesoro que él ha puesto en tus manos?
Cristo se acercó a los seres humanos para abrir una comunicación, porque sabe que la fe crece, cuando por medio de la comunicación se aclaran las dudas. Con todo algunas personas prefieren vivir en la duda. ¿Ya estás en comunicación con Él, para que Él mismo pueda responder para aclarar tus dudas?
Cristo nos creó y nos puso en este mundo con un propósito, y aunque capaz aun no conozcas el propósito de tu vida, Cristo se ha comprometido contigo hasta el punto de venir a esta tierra, de estar a tu lado, de esperar tu llamada, para ayudarte en tu vida, porque sabe que una relación de fe se desarrolla, cuando cada uno cumple – obedece los compromisos adquiridos por sus relaciones. Algunos seres humanos deciden no cumplir con los compromisos adquiridos por sus relaciones. ¿Ya has respondido a Cristo?
Cristo te ha ofrecido tanta confianza, pero la fe solo crece cuando es respondida. Algunos seres humanos decidieron no responder con fe, algunos decidieron responder con violencia. ¿Tú ya has respondido con fe, a la fe – confianza que Cristo te ofrece?
La oferta no termina allí. Cristo te ofrece el desarrollo de una relación de fe que sobrepase los límites de esta vida, porque sabe que la fe crece con la relación. ¿Ya estás en esta relación de fe creciente con Dios?
En la Navidad Cristo vino a la tierra y se hizo alcanzable para los seres humanos. Es alcanzable, porque vino como ser humano, porque vivió como ser humano, porque sufrió como ser humano, porque se alegró como ser humano. Cristo conoce la vida humana y todo lo que necesitas hacer para comunicarte con Él es llamarlo y hablar con Él.¿Ya estás en comunicación con Jesús?
Con la venida de Cristo, Dios nos dice que no somos un accidente. Con su venida a la tierra Jesús nos dice claramente que los seres humanos tienen un propósito para su vida. Jesús cumplió con el propósito de Dios para su vida y fue de enorme bendición para la humanidad durante su vida y la sigue siendo ahora. Al cumplir con el propósito de Dios para tu vida, Dios te hará una bendición para muchos y también para tí mismo. ¿Ya has consultado con Dios por el propósito que Él tiene para tu vida, ya lo estás poniendo en práctica?

FE Y CONTROL

Estamos en época de elecciones, y aparece la pregunta: “¿A quién puedo votar?”, una pregunta que nos toca de cerca, ya que para los Cristianos esta decisión no solo depende de la simpatía del candidato, de su filosofía de gobierno, sino también de la medida en la cual tomará en cuenta los principios de Dios, algo que muestra una diferencia clara entre el Estado-Gobierno y el Reino de Dios.
Cuando Dios creó el Universo, depositó mucha fe en los seres humanos cuando les encargó el cuidado de la tierra y les dio el Paraíso como lugar para vivir. La relación entre Dios y el ser humano era de fe y confianza, abierta y buena (Génesis 3:3a). Dios se comunicaba directamente con Adán y Eva y todo estaba bien.
Esto cambió cuando el ser humano pecó. Con el pecado se rompió la relación abierta y libre con Dios (Génesis 3:8b, Isaías 59:2) y perdieron el paraíso.
Así es el pecado, una vez cometido, de repente las personas se excluyen el uno al otro de lo que pasa en sus corazones y ya no tienen una relación abierta. Aparte de estas perdidas, Adán y Eva vieron como se fue distorsionando su relación en varios aspectos y Dios, hablándole a Eva, les avisó que como resultado del pecado, el hombre se iba a enseñorear de la mujer (Génesis 3:16). Esto tiene que ver con apropiarse, usar la fuerza y el control. Ya no eran dos seres libres: No tenían acceso al paraíso, su acceso a Dios estaba limitado, la relación entre ellos se había distorsionado para el uso de la fuerzo y el control. Apareció el juego de poder.
Algo parecido pasó con el pueblo de Israel: Cuando Dios liberó a Israel de la esclavitud de Egipto, los organizó en el Sinaí, según lineamientos de familia. Gran parte del trabajo se hacía de manera voluntaria. Algunos aportes eran prescriptos, pero no controlados, o sea se esperaba un compromiso voluntario de cada persona. En otras palabras el poder militar y el control eran mínimos. Los castigos se aplicaban a situaciones evidentes y en casos se esperaba la justicia de Dios.
Esto cambió radicalmente después de que esta convivencia “congregacional” se fue derrumbando por causa del pecado y el pueblo pidió un rey. La respuesta de Dios a Samuel sobre este pedido fue:
“Oye la voz del pueblo en todo lo que ellos digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos. (1 Samuel 8:8).
La advertencia que Samuel tenía que dar al pueblo era:
“Así hará el rey que reine sobre vosotros: tomará vuestros hijos y los destinará a sus carros y a su gente de a caballo, para que corran delante de su carro.12 Los empleará como jefes de millar y jefes de cincuentenas; los pondrá a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que fabriquen sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros.13 Tomará también a vuestras hijas para perfumistas, cocineras y amasadoras.14 Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, para dárselo a sus siervos.15 Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dárselo a sus oficiales y a sus siervos.16 Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes y vuestros asnos, para emplearlos en sus obras.17 Diezmará también vuestros rebaños y seréis sus siervos.18 Aquel día os lamentaréis a causa del rey que habréis elegido, pero entonces Jehová no os responderá ( 1Samuel 8:11-18).
Donde antes solo existía un ejército voluntario del pueblo, que se convocaba según necesidad (vea Josué y Jueces), ahora aparece el ejército profesional, desplazando al primero (vea Reyes).
En lugar de los aportes estipulados, pero no controlados, aparecen los impuestos, impuestos y controlados por la fuerza militar (policial). Cuando antes el pueblo, con altibajos buscaba a Dios en sus necesidades, buscando perdón de sus pecados, ahora la religión era cada vez más controlada por los reyes, algunas veces para el bien del pueblo, pero generalmente para su decadencia. Así la búsqueda de Dios por parte del pueblo fue perdiendo fuerza, dando lugar a la iniciativa del Estado, del Gobierno con su poder y control. Mientras tanto nunca faltó la voz profética, que llamaba a volver a los principios de Dios.
Algo así pasó con el Cristianismo, que después de Pentecostés despegó con gran libertad, convicción y mucha energía voluntariosa y con su sistema congregacional penetró en 300 años completamente al Imperio Romano. Pero de a poco comenzaron a aparecer otras influencias con sus elementos de poder y control, hasta que Constantino, como emperador logró introducir el poder de imposición y el control del Estado sobre la iglesia. El resultado fue parecido a lo que había pasado entre Adán y Eva, como también en el pueblo de Israel, trayendo mayor decadencia e inhibición del pueblo en su búsqueda de Dios. Mientras tanto nunca faltó la voz profética, que llamaba a volver a los principios de Dios.
Aquí vemos una de las grandes diferencias entre una congregación y una empresa, entre una iglesia y el Estado. El Reino de Dios se edifica sobre la fe y la confianza, especialmente en Dios, como elemento de salvación. Mientras tanto las empresas y gobiernos piensan que la solución viene por medio de un mejor sistema de control por la fuerza, o fuerza de control. En el libro “Control Total” de Wim Malgo el control total se relaciona con el Anticristo.
Tanto entre Adán y Eva, como en el pueblo de Israel, como en la iglesia Cristiana el pecado logró entrar y tanto el pueblo como los líderes, cuando no podían deshacerse del pecado, optaron por el poder de imposición y la fuerza de control como elemento de salvación, solo para darse cuenta, que era una salvación aparente que pronto dio lugar a situaciones peores. Mientras tanto nunca faltó la voz profética, que llamaba a volver a los principios de Dios.
Sabemos que la imposición violenta y el control ahogan la fe, mientras que el discipulado en la fe la estimula. Fe necesita relaciones, sobre todo con Dios, pero se ahoga con la imposición violenta y el control por un lado y por el otro lado por el abandono y el libertinaje.
Esto no significa que los gobiernos no tengan su lugar, es aun más son un mal necesario permitido por Dios (Romanos 13) para limitar el mal con el mal, la espada con la espada, pero Jesús no usa ese método como camino de Salvación, sino optó por el camino de la cruz, y nunca abandonó su voz profética que llamaba a todos a volver a los principios de Dios.
Por eso no ignoramos al Estado, aunque su método de acción está muy limitado con su imposición violenta y su control, ni ignoramos que algunos gobiernos ayudan para el bien del pueblo, mientras que otros llevan a incrementar el sufrimiento del mismo, algo que nos hace cautelosos en el momento de las elecciones. Pero la Salvación no viene por ese lado, sino por medio de la Fe en Dios y las relaciones de confianza dentro de la iglesia, el mensaje profético, que se tiene que seguir escuchando en todo el mundo.
Por eso no queremos ignorar al Gobierno, pero amar al Señor nuestro Dios con todo el corazón, con todo el alma y con toda tu mente (Mateo 22:37), esperar la salvación por el camino de la Fe en Dios y llevar el mensaje de Salvación por Fe a todo el mundo (Mateo 28:18-20).

FE COMO CAMINO

Cuántas veces en la vida estamos frente a una encrucijada, y nos preguntamos: ¿Por cuál camino debo ir?
1. Lo primero que hay que tener en cuenta al hablar de camino, es estar en él. El que no está en el camino, no tiene posibilidad de trasladarse al lugar deseado. Esto es así también en la vida con Dios, el que no está en el camino hacia Dios, aun no está en condiciones para trasladarse hacia esa relación deseada. ¿Usted ya está en el camino hacia Dios?
2. Un camino tiene dos bordes, cada uno con su cuneta. En el camino hacia Dios los bordes son como los mandamientos, el que los traspasa por uno u otro lado, queda empantanado, estancado en la cuneta. Veamos como esto funciona con el concepto del temor: El que teme demasiado se pierde en miedos, de los cuales Cristo vino para liberarnos (Hebreos 2:15). El que no tiene temor se «pasa de confianza» y hace cosas que ofenden a Dios y al prójimo. Por eso en el tema del temor se necesita permanecer en el camino que encontramos en la Biblia, en la vida de Jesús (Juan 14:6) y en la fe en Dios. ¿Ya ha encontrado el camino hacia Dios? 3. El camino tiene un espacio para trasladarse, en el cual hay libertad de movilidad con ciertos principios que hay que respetar – como ir por la derecha, adelantar por la izquierda… Así también en el camino con Dios hay principios que hay que respetar para seguir hacia delante: amar al prójimo, perdonar… En nuestro caminar con Dios hay cierta libertad de hacer cosas de acuerdo a culturas, situaciones, pero también hay limites. Nuevamente se necesita permanecer en camino en el tema de la libertad. El que no tiene libertad, vive una vida miserable, esclavizado de leyes y reglas, mientras que el que se pasa de libertad vive una vida desenfrenada. Dios nos enseña una libertad que por un lado tiene en cuenta los límites, por otro lado el espacio para moverse, y también la meta hacia donde dirigirse, que es Dios. ¿Ya se esta trasladando con libertad en el camino hacia Dios?
4. El camino lleva a cierto lugar, a una meta, pero el que se da vuelta, se aleja de su meta. Así también el camino, que lleva hacia Dios, pero él que se da vuelta, se aleja de Dios, aunque parezca estar en el mismo camino. La persona que maneja un vehículo, no solo se dedica al camino, sino también mira hacia la meta. No puede descuidar ni uno ni otro – o sea, necesita un equilibrio entre la atención a la meta y la atención al camino (Hebreos 12:2). Así es en el camino con Dios, el que se dedica lo suficiente a la meta (Dios) y al camino (Jesucristo), no tendrá peligro de perder la dirección, ni de empantanarse en la cuneta. ¿Ya le está dedicando suficiente atención al camino en dirección hacia Dios?
5. El que maneja un vehículo nunca se dedicará demasiado a las cunetas, porque desvía su atención del camino y de la meta y al final no logra trasladarse con facilidad, o aun puede ser se quede en la cuneta. El chofer se dedica a mirar hacia adelante, teniendo en cuenta las cunetas, pero más bien estirándose hacia la meta (Filipenses 3:13-14). Así también lo hacemos en el camino con Cristo. Nos estiramos hacia la meta. El que se dedica demasiado a los mandamientos (cunetas) se vuelve legalista (se estanca), pero al seguir en el camino, procuramos llegar a la meta, cuidándonos así de no caer en la cuneta (el legalismo). De esta manera el concepto del camino nos ayuda a mantener un «equilibrio» entre la dedicación al camino, a la meta y a las cunetas (los mandamientos). ¿Usted ya encontró el equilibrio del camino de Dios?
6. El concepto del camino tiene un efecto importante sobre el énfasis que le damos a las cosas:
Muchas veces pensamos en términos de bueno y malo, negro y blanco, y no es un error. El problema está cuando solo ponemos una línea y por un lado todo es bueno y por otro todo es malo. Entonces el que quiere hacer las cosas bien se va tan lejos de lo malo que exagera. Mientras tanto el concepto del camino designa como espacio bueno al camino, y pasando los bordes, a ambos lados es el espacio malo.
Poniendo esto en relación con el temor: La Biblia enseña que hay que temer a Dios.  El concepto del bueno y malo de esta forma nos lleva a temer a Dios de una manera exagerada, como fue con los judíos que al final no pudieron  pronunciar más el nombre de Dios, y se olvidaron como era. Mientras con el concepto del camino hacia la meta, se designa como correcto el temor que no es miedo, pero que sigue teniendo suficiente temor para respetar y tomar en cuenta a Dios. ¿Ya invitó a Jesús a que lo guíe por el camino de la vida?
Jesús se describió a si mismo como «el camino» (Juan 14:6) y después en Hechos los cristianos se llamaban «los del camino» (Hechos 9:2, 19:23, 22:4, 24:14, 22:22). Esto da a entender que el concepto «camino» les era muy importante. Este concepta, que como vimos es bíblico, ayuda a encontrar y mantener el equilibrio bíblico. Bienvenida a “los del camino”.

 

FE Y EL PODER

Cuando Dios sacó a Israel de Egipto, los organizó en el Monte Sinaí como una gran Congregación de Congregaciones, como una Familia alrededor de la presencia de Dios, representada por el Tabernáculo. El Rey era Dios mismo. No había gobierno central para controlar la economía, lo religioso no estaba controlado por un gobierno central, y el control y la defensa centralizada no existían. Durante su camino por el desierto Dios era su Rey, quien los guiaba por medio de la nube, y como el pueblo no quería escuchar la voz de Dios de manera directa (Éxodo 20:19, Deuteronomio 18:15-16), Dios les hablaba por medio de su siervo Moisés.
Una vez muerto Moisés, Josué se encargó de la parte militar y lo religioso quedó en manos de los sacerdotes (¿separación de iglesia y estado?).
Así, sin un gobierno central para controlar la economía, con Dios como elemento unificador central y sin ejército profesional, el pueblo llegó al país prometido y vivió allí por unos 400 años.
De a poco la fe en Dios de este pueblo se fue debilitando (vea Jueces), aumentó el pecado y el desorden, hasta que los ancianos ya no podían sostener la situación y pidieron un rey como las naciones, o sea un rey, que no era Dios, sino que era el símbolo del la economía controlada, la religión al servicio del rey, y el control y la defensa centralizados por el apoyo de un ejército profesional.
El primer rey Saúl solo logró algunas de estas cosas, pero pretendió ser líder espiritual en varias ocasiones, ofreciendo sacrificios sin la presencia de los sacerdotes autorizados, y desobedeciendo las indicaciones recibidas de Dios por medio del profeta Samuel, hechos que lo llevaron a la ruina como rey.
David logró un paso más, organizó una capital como centro de las actividades legales y económicas del país, llevó el arca a su ciudad, tuvo dos sumos sacerdotes (2Samuel 8:17, 15:35, 20:25) y organizó su propio ejército profesional al lado del ejército del pueblo.
Salomón llevó el estado a su máxima expresión con una economía controlada, destituyendo a uno de los sumos sacerdotes que no era de su agrado (1) (religión controlada por el rey) y aumentando el ejército profesional a tal punto que éste dirigía toda actividad militar, apoyando el aparato de control del estado. Esta situación siguió con sus variantes por unos 400 años, cuando la decadencia de la fe del pueblo llegó a tal punto, que fue llevado cautivo a Babilonia y Jerusalén y su templo fueron destruidos.
Unos 600 años después llegó Jesús y antes de comenzar su ministerio, el diablo le hizo tres propuestas:
1. Le propuso que convirtiera las piedras en pan, para satisfacer la necesidad del hambre (Mateo 4:3). Le propuso que mediante un acto de poder solucione el hambre y provea pan. ¿Será que allí estaba la idea, que por medio de un acto de poder centralizado podría solucionar el hambre en la tierra, algo que parece que el pueblo pensó, cuando Jesús multiplicó los panes y los peses (Juan 6:14-15) y lo querían hacer rey? ¿Estaban pensando en una economía controlada por el rey Jesús?
2. Después el diablo le propuso a Jesús obligar a Dios a cumplir sus promesas y hacer una gran señal (Mateo 4:5-7). ¿No era esto un acto religioso de gran poder que podría convencer a las multitudes a reconocerlo como rey? ¿No era ésta una propuesta para usar la religión como instrumento para obligar al pueblo a cumplir el deseo del rey?
3. La tercera propuesta fue cuando el diablo le mostró “todos los reinos del mundo”. No le mostró el Reino de Dios, sino los reinos del mundo, que eran el modelo, cuando el pueblo de Israel pidió un rey “como tienen todas las naciones” (1Samuel 8:5). Eran los reinos, en los cuales el poder, la religión y la economía estaban el servicio del rey, apoyados por un ejército profesional.
Pero Jesús rechazó estas propuestas del diablo y eligió el camino por el desierto, por la cruz, por la fe, por la debilidad, para que la gente 1. tenga pan por medio del servicio mutuo, del poder de compartir, del poder del servicio, del poder del amor (Hechos 2:43-47), de las relaciones de confianza con Dios y con los demás.
2. para que la religión no sea el show que se aplica para usar a la gente, sino el resultado honesto de una relación de fe con Dios (Juan 4:23).
3. para que el control y la defensa del pueblo de Dios no estén basados en una persona humana apoyada por la violencia de un poderoso ejército profesional, sino por la ley inscrita en sus corazones (Jeremías 31:33) y por la fidelidad al Señor de los ejércitos, quien primeramente murió en la cruz para salvar a los pecadores, antes de llevarlos a juicio.
¿Cuál camino elegirás tú?
¿Elegirás el control del estado, que pretende proveer pan para todo el pueblo por medio del control de la economía; con la religión como instrumento estatal para manejar al pueblo y con su control apoyado por un poderoso ejército profesional?
¿O seguirás el camino de Jesús, que pasa por el desierto y la cruz, que invita a todos a seguir al Rey Eterno voluntariamente por amor, sirviendo unos a otros, permitiendo que la religión sea la expresión de nuestra relación de fe en el Dios eterno, que la defensa venga de Señor de los Ejércitos y el control de la ley inscrita en los corazones por medio del Espíritu Santo?
En este mundo actual el estado es un mal necesario que puede ayudar o estorbar, pero no impedir, ni convertir. El cambio no viene por medio del estado, como lo demuestra Jesús con la elección del camino y del mensaje que predicó, sino por la entrada al Reino de Dios por medio del arrepentimiento y la fe.

FE Y EL PERDON

Manfred Kaiser cuenta: “Un día estaba sentado en el tren y al lado tenía un hombre joven, que evidentemente estaba muy preocupado por algo. Al final comentó que había estado en la cárcel y ahora estaba en el camino a su casa.
Su condena había traído vergüenza a sus familiares. Nunca lo habían visitado y solo algunas pocas veces le escribieron. Él esperaba que igualmente le hubieran perdonado.
Para aliviarles la cosa, les propuso en una carta, que pusieran una señal, por la cual, desde el tren él pudiera ver al pasar por la pequeña casita cómo se sentían con él. Si le habían perdonado tenían que poner una cinta blanca en el manzano de la casa. En el caso de que no lo quisieran tener de nuevo en su casa, simplemente no deberían hacer nada. Entonces él simplemente se quedaría en el tren y seguiría, Dios sabe a dónde.
Cuando el tren se acercaba a su ciudad paterna, se puso tan tenso, que no se animaba a mirar por la ventana.
Otro pasajero cambió de asiento con él para ver si encontraba la cinta blanca en el manzano.
Poco tiempo más tarde esta persona puso su mano sobre el brazo del joven y le susurró con lágrimas en los ojos: “Allí está el manzano, todo está en orden. Todo el manzano está lleno de cintas blancas.”

En ese mismo instante se esfumó toda la amargura que estaba envenenando al joven. Más tarde el acompañante comentaba: “Sentía como si hubiera presenciado un milagro.” Y quizás en verdad era un milagro.
En esta historia vemos la interacción entre la fe y el perdón:
1. Para los padres y familiares la decisión de llenar el manzano con cintas blancas era un paso arriesgado de depositar nuevamente confianza en este joven, perdonando todo su pasado.
2. Al joven el perdón concedido le dio la confianza de volver a la casa y reanudar la relación con su familia, que le estaba abriendo las puertas de par en par para iniciar el proceso de la reconciliación.
3. La respuesta de perdón a la búsqueda arrepentida trajo un reavivamiento de confianza, un renacimiento de la relación, una sanidad en este joven.
Así la Fe no es solo algo que se da naturalmente en una relación, es una decisión, y en casos es el paso arriesgado de otorgar perdón (Mateo 18:21-35), comenzando nuevamente a depositar confianza, para abrir camino hacia la posibilidad de la reconciliación y con esto de la reestabilización de la confianza creciente en una relación.
Cristo ha hecho esto con nosotros cuando vino a esta tierra, nos amó, aun cuando era rechazado, perdonó, aun cuando significaba sufrir las consecuencias de nuestros hechos (Romanos 5:8).
Por eso perdón es un acto de fe, primeramente en Dios, confiando que estará con nosotros en este camino arriesgado de abrir la puerta a una nueva relación. En segundo lugar es un acto de fe en el Evangelio, confiando que al seguir el camino enseñado por Cristo, realmente habrá sanidad interior personal, como también de la persona que acepta el perdón ofrecido.
En tercer lugar es depositar confianza en alguien que no ha sido confiable, abriendo así las puertas a una reconciliación sanadora.
Cristo nos desafía a seguir su ejemplo en este camino de de Fe para sanidad propia y de otros que reciben nuestro perdón y el perdón divino.

 

RELACIONES SANAS SON RELACIONES DE FE

¿Cuál es la clave para las relaciones sanas?
Hay corrientes, que presentan como meta para las relaciones humanas la jerarquía, confiando en que la obediencia plena a la autoridad llevaría a relaciones sanas. Cristo, aunque es el Rey de reyes y pide obediencia, aunque ama al ser humano, no le anula ni su libertad, ni su identidad, ni su creatividad, ni su iniciativa, sino como maestro y Señor escucha sus inquietudes y los encamina hacia lo que permanece. Cristo invita a conocerlo y darnos a conocer a Él, desarrollando así relaciones de confianza, basadas en la obediencia de Fe (confianza) en Dios.
Otros buscan la solución en el egoísmo – individualismo, terminando muchas veces en la soledad, rodeados por rencores, odios y venganzas. Cristo, conciente de su individualidad y de sus necesidades personales, tomó tiempo para cuidarse, para comer, dormir, descansar, pero también para amar y cuidar sus relaciones con sus seres queridos, dejando tiempo y energía para abrir puentes para nuevas relaciones, aun con aquellos que se habían declarado enemigos suyos, pero sobre todo cuidando su relación con su Padre celestial.
Otros presentan como meta para las relaciones humanas la fusión, muchas veces con alguna energía cósmica. En otras palabras, se busca unidad, aunque signifique la pérdida de la identidad. Cristo nunca dejó de ser Él, ni se fusionó con la Trinidad en una identidad confusa, sino siempre fue y será Él mismo. Así cada persona que sigue a Cristo es liberada por Él para tener una identidad sana, que persiste para vida eterna.
Otros buscan las relaciones sanas en la anarquía, dejando al individuo y la sociedad sin orientaciones, resultando en desordenes, caprichos, violencias y abusos. Cristo no abolió los mandamientos, sino mostró su propósito, dándoles dirección en su aplicación, apuntando hacia la vida plena y las relaciones sanas como resultado de un uso correcto de los mandamientos, que reciben su expresión máxima en el amor enseñado por Jesús (Mateo 22:40).
Hay necesidad de leyes, aunque no son la meta final, sino señales en el Camino hacia una vida plena, expresada en una relación prioritaria con Cristo y manifestada en relaciones y comunicaciones justas y sanas, visibles en la vida de Jesús.
Hay libertad, aunque Jesús la encamina para ser constructiva, edificante, animadora, liberadora, perdonadora, como expresión de amor, esperanza y fe (1Corintios 13:13). La libertad destructiva se puede llamar libertad.
Cada uno tiene poder. Jesús usó su poder para servir, sanar, perdonar y liberar, invitando a todos a seguir su ejemplo en el uso del poder, que tiene a disposición.
Cada uno tiene autoridad, no para esclavizar y dominar por medio del miedo o del engaño, sino para llevar a una sujeción basada en la confianza y el amor, según los principios de la vida que se hacen visibles en la vida y enseñanza de Jesús.
No se trata prioritariamente de mandamientos, ni de la ausencia de ellos, sino de ser guiados por medio del amor a Cristo para desarrollar relaciones de confianza, justicia y servicio, para crecer hacia el propósito que Dios tiene para los mandamientos, modelado en la vida de Jesús, o sea relaciones sanas de confianza con Dios y con los demás.
No se trata solo de jerarquía, ni de la ausencia de la misma, sino de crecer en relaciones de respeto, servicio, sujeción, confianza, y comunicación mutua, ejemplificadas en las relaciones de Jesús, nuestro Señor y Rey.
No se trata en primer lugar de unir por medio de la fusión, ni de procurar afirmar un individualismo por medio de la agresividad, no se trata de absorber, ni de separar, sino de crecer en el amor hacia Dios y las personas a través de procesos sanadores, íntegros, para que cada uno pueda desarrollar su identidad, sus dones y facultades en el crecimiento hacia el modelo que nos ha dado Cristo.
No tiene que ver prioritariamente con tener todo el poder, o no tener poder, sino con usar el poder que Dios ha puesto a nuestra disposición para servir, edificar, levantar, motivar, liberar, perdonar, conocer y darse a conocer…
Jesús, se relaciona sanamente con todos. Al relacionarnos con Él, aprendemos por su ejemplo y su enseñanza a relacionarnos sanamente, primeramente con Él, y como resultado también con los que nos rodean.
Como hay personas, intereses y fuerzas que tratarán de impedir el desarrollo de las relaciones sanas, seguir el ejemplo de Jesús puede resultar en sufrimientos (1Juan 3:16). Pero el Señor del Universo te invita a unirse a su causa, ofreciendo su Espíritu Santo para desarrollar relaciones de confianza y amor con Dios y con los demás (Mateo 22:37-40, 1Juan 1:3).
Relaciones sanas son relaciones de fe.

 LA FE VE LA REALIDAD

En la vida hay que hacer muchas decisiones y la mayoría de ellas contienen un gran porcentaje de fe. Si alguien levanta un crédito para comprar una casa, lo hace teniendo fe en poder pagar el crédito, o por lo menos, en lograr un beneficio por el mismo. Cuando alguien se decide casar, confía en que la persona con quién se casará hará su parte para que el matrimonio salga bien. Cuando alguien firma un contrato de trabajo, confía que será de beneficio… En cada una de esas decisiones o pasos se hace lo posible para descartar los errores y los improvisos, en otras palabras se hará lo posible por ver la realidad y lo que puede traer más adelante.
En nuestra relación con Dios pasa algo muy parecido. Habrá que hacer pasos de fe, para los cuales también hay que asegurarse lo mejor posible que Dios esté allí, o sea, hay que mirar bien con el ojo espiritual para conocer la realidad, para saber que Él está allí. Esto lo vemos cuando Pedro no salió de la barca, sino esperó hasta que Jesús le haya dado el mandato: “Ven” (Mateo 14:29), porque conocía la realidad, de que no solo dependía de su fe, sino de manera especial del mandato de Jesús, para caminar sobre el agua. Pedro conocía lo suficiente de la realidad espiritual, que esperó hasta poder ver con su ojo espiritual que Jesús estaba allí para sostenerlo. También lo podemos ver cuando Eliseo oró por su siervo para que vea el ejército de Dios (2Reyes 6:14-17), que había venido en su ayuda, y fue por este conocimiento espiritual, que Eliseo venció. Otra persona que esperó conocer con seguridad la confirmación de la mano de Dios, fue Moisés, quien se negó salir del Sinaí con el pueblo, si Dios no iba delante de él (Éxodo 33:15), si no le prometía su presencia. Jesús mismo, antes de ir a la cruz, buscó a Dios, y éste le mandó un ángel para fortalecerle (Lucas 22:43). Ellos conocían la realidad, y sabían que sin la confirmación de Dios no podían vencer.
Uno de los esfuerzos de Dios para con los seres humanos es que les quiere abrir los ojos, para ver la realidad. Lo vemos cuando Cristo les abre los ojos a los discípulos para reconocerlo y para entender las Escrituras (Lucas 24:31-32 y 45), cuando Jesús sanaba a los ciegos (Juan 9:5-11), cuando Dios apareció a Saulo para que se convierta, y pueda ayudar a otros, para que sean abiertos su ojos y se conviertan de las tinieblas (ceguera espiritual) (Hechos 9:17-18, Hechos 26:16-18). Esto también es lo que Pablo pide para los creyentes en Éfesos (Efesios 1:18-23), para que sepan cual es la esperanza, a que él nos ha llamado, cuales son las riquezas de la herencia para los creyentes, y cual es el poder disponible. Todas estas son cosas que nos ayudan a conocer la realidad de lo que podemos esperar de Dios.
La Biblia enseña que las cosas que cierran los ojos de la gente y les impiden ver la realidad son el odio (1Juan 2:11), el dios de este siglo, o sea el diablo (2Corintios 4:4), y las consecuencias del juicio de Dios (Juan 9:39, Juan 12:40).
De manera que la ceguera no es un estado deseado por Dios, sino consecuencia del juicio de Dios, de la acción del dios de este siglo y del odio.
Como hemos visto, Dios desea que sus hijos abran sus ojos, que vean y entiendan, que esperen hasta que la mano de Dios está allí para sostenerlos. Así como los pastores, cuando caminaban con sus ovejas en la oscuridad les daban señales de su presencia a través de los golpes en la tierra con su cayado. Así Dios una y otra vez nos quiere asegurar su presencia cuando tenemos que pasar por situaciones difíciles.
Por eso no hagas un paso, hasta que no sepas que Dios va contigo; hay que esperar la confirmación de la presencia de Dios para hacer los grandes pasos de fe. Cuando una persona habla de fe ciega, generalmente habla más de sus propias expectativas que de la afirmación de la presencia de Dios. Dios quiere que conozcamos la realidad. Por eso asegúrate de la presencia y de la voluntad de Dios y una vez confirmada, hay que seguir adelante, porque entonces en realidad ya sabemos que la mano de Dios está allí para sostenernos.

 

LA FE LIBERA PARA CRECER

Un bebé es tan humano como un adulto o adulto mayor, aunque tenga mucho para aprender. Como ser humano pasa por etapas de crecimiento, que se dan en todas las áreas de la vida. De los bebés se espera que crezcan y lleguen a la vida adulta, que maduren en todas las áreas de la vida.
Dios nos ha creado con esta gran posibilidad de crecer, de aprender y de mejorar, dándonos un ejemplo en Jesús, quien tomó forma humana y vivió la realidad desde bebé hasta adulto. Las diferentes etapas de crecimiento fueron parte integral de su vida humana, tanto en lo físico, intelectual, social y espiritual, en fin en toda su vida humana. El resultado fue una vida de beneficio para muchos, que será recordada por la eternidad con gratitud y satisfacción y que es la puerta abierta a la vida eterna.
Aunque cada uno de los seres humanos tiene esta liberad de crecer en las diferentes áreas de la vida, en algunos casos este crecimiento queda limitado por enfermedades y complicaciones, como también por actitudes y acciones destructivas personales o ajenas, como puede ser también la falta de confianza que los padres depositan en el niño.
Aunque el crecimiento físico viene automáticamente, hay maneras de promoverlo y apoyarlo, pero también maneras de ponerle obstáculos. Por ejemplo la educación, la alimentación, el uso de ciertos medicamentos, la actividad física, la higiene y otros elementos pueden incentivar o frenar el crecimiento. Así también hay cosas que apoyan u obstaculizan el crecimiento en otras áreas de la vida, como son lo emocional o espiritual.
Para crecer en el discernimiento entre lo que ayuda y lo que obstaculiza el crecimiento, la persona tiene que aprender a considerar, preguntar, evaluar, aprender y decidir. Cuando por falta de confianza se le impide desarrollar este proceso a una persona, la misma tiende a quedar truncada en sus procesos de reflexión y aprendizaje, cumpliendo con procesos impuestos por leyes, tradiciones o autoridades, sin entender lo que está pasando.
En cambio cuando los padres y maestros depositan confianza en el niño y lo guían en este proceso de discernimiento para entender la importancia de la confianza en Dios, y en los demás, desarrollará sensibilidad, discernimiento y consideración por los demás, y podrá seguir creciendo, porque seguirá reconsiderando, preguntando, evaluando, aprendiendo y decidiendo.
Dios nos invita a incluir el concepto de crecimiento en nuestro trato con otras personas. En otras palabras, Dios nos enseña a depositar confianza e incentivar a las personas para reconsiderar, preguntar, evaluar, aprender y decidir en todas las áreas de la vida. Jesús es un ejemplo para esto en su manera de crecer, tomándose el tiempo para preguntar (Lucas 2:41-52). Jesús también es un ejemplo en la manera de aplicar estos principios en su relación con los demás. Después de caminar con los discípulos y enseñarles, depostió fe en ellos y les dio espacio para practicar lo aprendido (Lucas 9:1-6), y al final los dejó, dándoles su Espíritu, poder y autoridad para llevar el mensaje por toda la tierra (Hechos 1:8), y de allí, nació un mover que está alcanzando a todo el mundo.
Para llegar a esto, tenemos que seguir el ejemplo de Jesús e incluir el crecimiento de las personas como parte prioritaria de la relación con ellos.
Crecimiento también significa dirección: Está el crecimiento normal del niño hacia la madurez, pero también hay crecimientos enfermos, crecimiento del mal, crecimiento del cáncer, crecimiento de la corrupción. Por eso el crecimiento tiene que tener dirección y propósito. Todos los seres humanos elegimos alguna persona, ideología, filosofía o religión en quienes depositamos nuestra fe para darnos dirección a la vida. Algunas tarde o temprano dejan evidencia de llevar a la depresión, desilusión, mentira y engaño. Jesús muestra una dirección y sentido de vida que vale la pena seguir, porque por allí logró sobreponerse a las situaciones más adversas y fue victorioso.
La persona fiel hasta la muerte, fue Jesucristo. No engañó a los discípulos, sino les dijo que iban a sufrir, los preparó para todo, aun para el martirio, y como consecuencia, llenos del Espíritu Santo fueron mensajeros de nueva vida, de paz y consuelo para millones, y hasta hoy muchos siguen con esta tarea.
Crecimiento significa tener en cuenta que la otra personas puede tomar decisiones. Dios no impide a nadie a tomar decisiones, aunque cada uno tendrá que llevar la responsabilidad de sus hechos. Así también Dios nos pide a nosotros a dar espacio y confianza a las personas, invitándolas a crecer hacia la madurez en Jesucristo.
¿Sigue habiendo en su vida esa libertad de crecer hacia la vida eterna? ¿Sigue Usted dando a otros la libertad de crecer hacia la madurez en Cristo?

LA VICTORIA DEL CREYENTE

Muchos creyentes saben, que con la ayuda de Dios pueden obtener la victoria, pero a veces no saben en que consiste esta victoria. Esta confusión puede traer gran frustración. Por eso es importante hacer la pregunta: ¿En qué consistió la victoria del Apóstol Pablo cuando habló de victoria en 2 Timoteo 4:7-8 o cuando Jesús dijo: “Consumado es” en Juan 19:30.
1. ¿Será que la victoria del creyente consiste en lograr el control sobre alguna persona, ciudad, país o zona? En Mateo 16:26 se nos dice que hay cosas mucho más importantes que lograr el control sobre alguna persona, ciudad, país o zona. En el caso de Daniel y sus amigos (Daniel 1-6) se nos muestra como usaron sus influencias para el bien de muchos y para la proclamación del mensaje de Dios, pero dejan en claro que su obediencia y relación con Dios les era mucho más importante que su cargo con su influencia y control. Jesús confirma lo mismo cuando es tentado (Mateo 4:8-10). Por eso cuando tienes influencia, úsala para la gloria de Dios y el bien de muchos, pero mantén bien claro, que lo más importante es tu relación con Dios y no el cargo, control o influencia.
2. ¿Será que la victoria del creyente consiste en obtener riquezas y dinero? La Biblia nos advierte del peligro de buscar riquezas (1Timoteo 6:9-10). Jesús mismo consideraba que la Palabra de Dios era más importante que el pan (Mateo 4:1-4). Por eso si tienes dinero úsalo dentro de lo que es la obra de Dios, pero nunca permitas que el esfuerzo de adquirirlo te aleje de Dios, ni pongas tu confianza en ellas.
3. ¿Será que la victoria del creyente consiste en lograr hacer milagros? En Mateo 7:21-23 podemos leer que el poder para hacer milagros aun no demuestra la victoria en la vida de un creyente. Al ser tentado, Jesús mismo se negó a hacer un milagro que la Biblia misma le ofrecía, dejando en claro, que el solo hecho de hacer milagros, aun no demostraba la victoria del creyente (Mateo 4:5-7). Si Dios te da el don de hacer milagros, úsalo para la gloria de Dios, pero no pongas tu confianza en el poder, sino en Dios.
4. ¿Será que la victoria del creyente consiste en la posibilidad de alegrarse de la vida? En la Biblia Dios muestra, que desea que el ser humano pueda alegrarse de la vida (Eclesiastés 11:9-12:1) pero advierte sobre los peligros de este camino (1Juan 2:15-17). Si te puedes alegrar de la vida, alaba a Dios por ese gran regalo, aunque hay muchos Cristianos que sufren por su fe (Mateo 16:25). Afirma tu confianza en Cristo, lleva a cabo tus tareas como servicio de Él con alegría (Salmo 100:2), y él te dará la alegría de la vida en su tiempo.
¿En qué consiste entonces la victoria del creyente?
La victoria consiste en permanecer fiel en la Fe a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, como dice en 1Juan 5:4-5: “porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” Esta fe lleva a veces a lo que generalmente se llama “éxito”, en otras oportunidades lleva a sufrimientos y aun a lo que le llaman “miseria” (Hebreos 11:32-39). Jesús pasó en su vida por momentos de éxito y de sufrimiento, pero venció (Juan 16:33), porque fue fiel hasta el fin (Filipenses 2:5-11). Lo mismo es cierto para nosotros cuando dice: “… el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Marcos 13:13).
El cristiano por su fidelidad a Cristo adquiere victoria sobre el pecado, el mal en el mundo, y el diablo. Si Dios además de esta victoria te da poder, o riquezas, o el don de hacer milagros, o la alegría de la vida, agradece a Dios y sígalo fiel en todo, poniendo en juego todo aquello por Él, si es necesario (Mateo 16:25-26), y Él te dará la corona de la vida (Apocalipsis 2:10).

  CONFIANZA

Fe-Confianza. Elemento clave en la vida humana
El otro día estaba viajando en un ómnibus y delante de mí estaba sentada una madre con sus dos hijos pequeños. Un cuadro así ya es tierno de por si, y en este caso el trato que había entre ellos era evidentemente especial, tanto en ternura, respeto, amor y confianza. Un asiento más adelante estaba otra madre con su bebé. Esta madre estaba muy seria, parecía nerviosa, dándole y sacándole cosas a su bebé, sin tomar en cuenta sus deseos. Parecía tener temor, que el hijo pudiera hacer algo que no le gustara. El bebé estaba sentado de tal manera que no podía gozar de la expresión de confianza de recostarse en el pecho de su mamá.
Admiro la plena confianza que un niño pequeño llega a tener en sus padres, y que lindo es cuando los padres le dan lugar a que esa confianza se desarrolle normalmente.
Para que un niño pueda crecer sano emocional y espiritualmente, es necesario que pueda poner su confianza en alguien, y a su vez alguien ponga su confianza en él.
Es normal que el bebé ponga su confianza en los padres. Ellos, por su lado, pueden alimentar esa fe, descuidarla, o aun destruirla. Cuando prometen algo y no lo cumplen, sea en premios o disciplinas, destruyen la confianza que ese niño pone en ellos. Cuando aquellas personas, en las cuales el niño puso su confianza son infieles, el niño aprende la desconfianza, llevando como consecuencia las marcas de la misma. Elementos como fidelidad, amor y educación consecuente, ayudan al desarrollo sano de la confianza del niño.
No solo los niños depositan su fe en los padres, también los padres depositan o no su confianza en los niños. Cuando los padres, cuidando las diferencias de edad y capacidad, le dicen al niño: » Tu puedes, te ayudo, lo vas a lograr», depositan fe en su hijo. Al contrario, cuando le dicen, » Eres un inútil, haces todo mal… «, le trasmiten, que no es digno de confianza.
Como parte del desarrollo normal de la fe en el niño, tarde o temprano descubrirá que papá y mamá no son ni tan perfectos, ni tan poderosos como había pensado. En ese momento es importante que pueda transferir su fe al «Padre Celestial» (Dios) (Gálatas 3:24-28). Si no conoce al «Padre Celestial», depositará su confianza en otras cosas, personas, filosofías, lugares… que seguramente lo van a defraudar, por no ser infalibles. Por eso la transmisión de la fe de los padres a Dios es un paso muy importante en el desarrollo del niño.
En todas las relaciones existe este dar y recibir de fe – confianza, lo cual es necesario para el desarrollo normal y sano de la persona. Cuando la persona logra depositar su confianza en el Dios Creador, aprenderá a ver la realidad falible del ser humano, sin que eso lo frustre.
El desarrollo de la fe es un elemento clave en el desarrollo sano de cada persona, y la fe en Dios es un paso importante en el mismo.
Por eso fomente la fe – confianza en las relaciones, especialmente la fe en Dios (Hebreos 11:6).

 CONCLUSIONES

En este estudio hemos podido ver la importancia que tiene la fe todos los aspectos de vida, también vimos como actúa nuestra fe en Dios y la fe de Dios en nosotros.
Fe y confianza son ingredientes claves para la vida humana
Fe es necesaria para la convivencia saludable
Fe es la base para una verdadera justicia y vida justa
Fe que mueve montañas viene de Dios
Hay pasos concretos que podemos hacer para que nuestra fe pueda crecer
Fe es clave para que Dios pueda hacer milagros o dar fuerza para sobrellevar la falta de los mismos
Fe y fidelidad se edifican mutuamente
Fe abre camino para la iniciativa
Por eso trabajemos para que nuestra fe pueda crecer y hagamos lo posible para que la fe en otros pueda crecer, edificando así el cimiento para el nuevo mundo esperado por muchos, el Reino de Dios.
Hermann Woelke

 

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Ingrediente clave de la vida humana
Necesaria para una convivencia saludable
Que hace Justo
Que mueve montañas
Aumentanos la Fe
Fidelidad
Libertad
Fe e Iniciativa
Fe y Razón
Fe y Servicio
Del Pesimismo a la Fe
Fe y Desconfianza
Fe y Temor
Fe y Milagros
Fe y el ejemplo de Jesús
Fe y el Control
La Fe como Camino
Fe y el Poder
Fe y el Perdon
Relaciones sanas son relaciones de Fe
La Fe ve la Realidad
Fe libera para Crecer
La victoria del Creyente
Confianza
Conclusiones